Cuando
el 19 de julio (¿a qué me recuerda esta fecha?) de 1512 las tropas españolas
procedentes de Vitoria entraron en el territorio de lo que todavía era reino
independiente de Navarra es posible que produjeran pasmo y, seguro, temor en
los pobladores de la Burunda y la Barranca. El paso fue muy rápido ya que el
día 22 ya pernoctaron en Huarte-Arakil y, a pesar de la resistencia de
seiscientos roncaleses en Oskia, llegaron a Pamplona el día 23, pernoctaron en
Arazuri y el 23 en la Taconera de Iruñea. El 25 se rendía la capital del reino
ante la abrumadora superioridad de las tropas conquistadoras frente a su
población, en una relación de cuatro a uno. 5.000 habitantes frente a un
ejército de unos 20.000 efectivos humanos, un armamento moderno y una técnica
militar de última generación. Sobre los efectivos del ejército invasor cito
textualmente lo que sobre el asunto aparece en Wikipedia:
El ejército castellano se fue concentrando en
Vitoria. Estaba a las órdenes de Fadrique Álvarez de Toledo, segundo duque de
Alba, y entre sus mandos figuraban experimentados militares, como los coroneles
Rengifo y Villalba. Constaba de 2.500 jinetes, 12.000 infantes, 1.500 lanzas y
20 piezas de artillería con sus sirvientes; a los que había que añadir 400
hombres al mando de Antonio de Acuña, obispo de Zamora. Entre estas tropas
estaban 750 infantes de los temidos tercios de Bugía precedentes del norte de
África, traídos a bordo de galeras hasta Bilbao.
Con
seguridad los pobladores de Sakana no fueron conscientes en aquel momento de la
trascendencia histórica de los hechos que fueron los primeros testigos en la
Navarra libre. Al ser tan rápido el acontecimiento, es posible que tampoco
sufrieran demasiado lo que supone para una población muy reducida el paso por
su territorio de 20.000 hombres armados con toda la parafernalia militar
correspondiente.
Ahora
que estamos en las puertas del 500 aniversario de estos hechos tenemos una
amplia perspectiva histórica de sus secuelas. Pueden parecer lejanos en el
tiempo. Habrá quien diga que quinientos años son muchos años, pero las
consecuencias se manifestaron muy pronto y, sobre todo, han sido permanentes
hasta el momento presente.
Los
vascos en su desarrollo histórico tuvieron la capacidad de crear, como otros
pueblos de Europa y frente a sus dos potentes vecinos, un Estado propio.
Soberano. Independiente. El reino de Navarra expresaba en su constitución
política la cultura social del pueblo de los Pirineos. Una cultura de
solidaridad (auzolan), con un importante igualitarismo social y de una clara
insumisión frente a poderes arbitrarios extraños. El Fuero General y el
movimiento de los Infanzones (de Obanos, por ejemplo) de los siglos XIII y XIV
son sus primeras expresiones.
La
pervivencia el euskera como idioma propio se asienta sobre la independencia
política del reino navarro. Tanto en La Rioja como en Huesca se encuentran, en
la Baja Edad Media, textos legales reprimiendo el uso público del euskera. Eso
nunca sucedió en los territorios de la Navarra soberana.
La
estructura política del Estado independiente reafirmó todo ello, nacionalizó,
como afirma Lacarra, la propia sociedad navarra. Tras la conquista en 1200 de
la parte occidental del reino los territorios ocupados por Castilla siguieron
siendo vascos (étnica y lingüísticamente) pero dejaron de ser políticamente
navarros. De esa fecha procede la triste división, hoy tan explotada por el
nacionalismo español, entre “vascos” y “navarros”.
A
partir de esa fecha las cosas cambiaron mucho en la Alta Navarra. A nivel
político la subordinación a los ocupantes era un clamor cotidiano, pero en el
aspecto lingüístico también hubo novedades tristes. Mientras al norte del
Pirineo, hasta 1620, se mantuvo el reino independiente se produjo, merced a la Intervención
de la reina Juana III de Albret, el acceso del euskera a lengua de cultura.
Etxepare y Lizarraga, con la traducción del Nuevo Testamento por el segundo, fueron
sus más destacados artífices. Por el contrario, en esa época en Alta Navarra,
ocupada por España, se prohibía la impresión de libros en “lingua navarrorum”.
1512
supuso un hito de primera magnitud en un proceso cuyas consecuencias sufrimos
en estos complicados y críticos comienzos del siglo XXI. El llamado “conflicto
vasco” no tiene su origen en el franquismo. Tampoco en las guerras carlistas
del siglo XIX. Sus verdaderos orígenes se remontan en el tiempo a la conquista de
un Estado vasco independiente, Navarra, de su ocupación y sometimiento, según
el título del libro de Pedro Esarte, y
de lo que supone a todos los niveles la pérdida de la soberanía política.
La
superación democrática del conflicto y la presencia del pueblo vasco como
sujeto en el mundo exige que nos planteemos con seriedad la (re)constitución
del Estado que fuimos capaces de construir y que nos fue injustamente
arrebatado.
2 comentarios:
Este articulo breve, sencillo y claro me parece estupendo para informar a muchisima gente nabarra y no nabarra, sobre lo que acontecio en la parte occidental del istmo pirenaico por aquellas fechas. Pienso que ayudara a entender las presentes confusiones sobre el conflicto politico baskon, la inexplicable dicotomia entre lo baskon y lo nabarro tan extendido en todo el mundo.
En mi opinion, haria falta traducir este articulo al idioma ingles, para lo cual solicito permiso, con el fin de que mucha gente de la diaspora pirenaica tenga un concepto mas apegado y objetivo a la realidad.
Por mi parte encantado de que se traduzca al inglés y a cualquier otro idioma que difunda por el mundo la realidad navarra.
Bidaliko didazu itzulpena, mesedez?
Mila esker.
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