Cada vez que
actúas dejando de pensar por ti mismo, estás actuando de acuerdo con el
pensamiento de otro
Víctor Alexandre
El
autor, Víctor Alexandre, construye en este libro la ficción de un padre que
explica a su hijo, en diálogo con él, los asuntos más relevantes concernientes al
proceso iniciado en Cataluña hacia su independencia política con relación a
España. Uno de sus mensajes centrales consiste en transmitir al chaval un
pensamiento crítico. Un pensamiento propio, capaz de tamizar la enorme cantidad
de datos que recibimos desde fuentes, dispares sí, pero siempre sesgadas por
los intereses políticos a los que sirven. Ese conjunto de datos; aparentemente
caótico, no constituye de por sí información. Eso es lo que debe procesar cada
persona, de acuerdo con unos criterios propios adquiridos a lo largo de la vida,
para constituirse en información. Tales criterios no serán inmutables, evolucionarán
con la persona y dependerán de su madurez, pero siempre deberán ser propios.
El
último trabajo de Alexandre es un trabajo didáctico. Su objetivo es figurar cómo
un padre puede transmitir a un hijo casi adolescente, de trece años, pautas que
le sirvan de ayuda para conformar tanto su identidad personal como colectiva
-cuestiones no separables con facilidad-, con criterios propios.
El
arraigo social de una persona comienza desde que nace, algunos dirán que
incluso desde que el feto oye las voces de su entorno o la música que suena en
su alrededor. La primera lengua que escucha y aprende ya inicia ese proceso. La
infancia es una etapa decisiva, y la familia y las amistades su principal medio
transmisor. Según va creciendo, su mundo de relaciones se amplía y recibe multitud
de datos de los medios de comunicación, de su escuela, de sus amigos, de los
padres de sus amigos, cúmulo que sigue aumentando a lo largo de toda su vida.
La
evolución de la persona, la construcción de su personalidad, genera conflictos
que debe resolver, en lo posible, de modo positivo. Estos conflictos se centran
normalmente sobre identidades: sexual, de estatus social y económico, de
pertenencia, etc. Cuando una nación disfruta de un Estado que le es favorable,
que “nacionaliza” a sus ciudadanos de modo positivo, que favorece su lengua y
cultura propias, que presenta su memoria histórica y su relato de modo centrado,
se genera en la persona eso que se ha llamado “nacionalismo banal” (Billig,
1998) y que supone su adhesión acrítica a la nación en que la ha nacido y sido
educado. Los conflictos derivados de la pertenencia nacional son de poca
importancia.
Por
el contrario, surge un conflicto cuando el niño crece en una sociedad en la que
su lengua y cultura, habituales en el medio familiar y de amistades, son
perseguidas, cuestionadas o deformadas desde las instancias –sistema educativo,
medios de comunicación etc.- en las que se manifiesta la “autoridad” de un
Estado adverso. Son estos entornos –familia, amistades- los que deben apoyar el
desarrollo de su personalidad para que, en su evolución, adquiera la capacidad
crítica necesaria para discriminar los mensajes que tienden a asimilarle a la
nación dominante (nacionalismo banal) de los que son capaces de integrarlo en
una visión del mundo en la que el centro sea su propia nación, su propia lengua
y cultura. Abierta al resto de lenguas, cultura y naciones, por supuesto, pero
anclada en las suyas.
Esto
sucede entre nosotros, en Vasconia, donde la lengua, la cultura, la historia,
la memoria han sido y siguen siendo ocultadas, perseguidas o tergiversadas
desde las estructuras de las naciones dominantes: España y Francia. En los
Países Catalanes ocurre lo mismo, sólo que con variantes distintas según el
territorio de los mismos del que se trate.
Hoy
está en marcha un potente movimiento en pro de la independencia del Principado
de Cataluña, el País que dentro del conjunto catalanoparlante, de la nación
catalana, ha logrado mantener una conciencia más profunda de su personalidad y
sus exigencias lingüísticas y sociales y, por lo mismo una mayor capacidad de
movilización. Este proceso se mueve a contracorriente de lo que es
“políticamente correcto” en el Estado español, va en contra del ya citado
varias veces “nacionalismo banal”. Pero es un movimiento de gran fuerza y que
ha movilizado en varias ocasiones a cientos de miles de personas; bastante más
de un millón en las dos últimas diadas
de 2013 y 2014.
La
edad en la que Víctor Alexandre ubica a “su hijo”, 13 años, ya le supone una
capacidad de razonamiento y crítica intelectual casi adultos. Aunque le falten
por desarrollar determinados aspectos emocionales, algunos de los mismos, como
el sentido de pertenencia, están ya muy desarrollados. Y aquí está el núcleo de
su trabajo: un padre explica a su hijo el porqué de la independencia. Los
motivos que conducen a su necesidad y la crítica de las posiciones
–conservadoras- que se oponen a ella. Los capítulos van desarrollando los diversos
asuntos. Identidad, países catalanes, historia, lengua, economía, deportes,
democracia, dependencia, nacionalismo y libertad son sus diferentes secciones.
Alexandre
se esfuerza, y según mi opinión lo logra, en expresarse en un lenguaje
sencillo, asequible a la edad de “su hijo”, con ejemplos muy cercanos al mundo
de la adolescencia, como es el de los deportes. Se nota que es un trabajo didáctico
dedicado más a padres y educadores que a los propios niños. Un gran mérito de
Víctor.
Quien
escribe este comentario no tiene hijos, pero cree conocer el mundo de quienes
los han tenido lo suficiente como para pensar que se trata de una obra oportuna
y de gran interés y ayuda para transmitir a esa juventud incipiente la
autoestima y asertividad necesarias para hacer frente a las distorsiones y
ocultamientos de los sistemas sociales mayoritarios en los estados que nos
dominan a ambas naciones. Considero que es un trabajo altamente recomendable para
todos los que tienen puesta sus miradas y anhelos en la próxima independencia
del Principado de Cataluña.
Enhorabona,
Víctor! Zorionak!
Referencia bibliográfica
Alexandre, Víctor
Barcelona
2014
Editorial
Meteora
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