Con
ocasión del 500 aniversario del inicio de la conquista y ocupación de Navarra
por Fernando el Católico, Álvaro Adot nos ofrece un nuevo libro. Su título,
“Navarra, julio de 1512. Una conquista injustificada”. Tras su magnífico “Juan
de Albret y Catalina de Foix o la defensa del Estado navarro (1483-1517)” de
2005, basado en su tesis doctoral, nos encontramos con otra obra también consistente,
basada de igual modo en documentación de la época y muy bien estructurada y
centrada tanto en la situación real del reino como en las justificaciones
utilizadas por el aragonés en la etapa de su conquista.
La
obra consta de dos partes. La primera, en la que el autor hace una sintética y
clara descripción de la situación de las potencias implicadas en el momento de
la conquista. Resulta de gran interés la exposición que presenta de las guerras
y conflictos en los que se vio incurso Fernando de Aragón en Castilla, en la
que quedó como regente tras morir su esposa Isabel en 1504. En efecto, el
aragonés fue desterrado de Castilla en 1506, para volver a ocupar la regencia
en agosto de 1507. Todo ello en un ambiente de gran conflictividad social y
política entre los partidarios de su hija Juana (conocida como la “Loca”) y los
suyos propios. Adot deja claro el contrapunto que suponía acusar a Navarra de
inestabilidad, cuando, durante esta etapa, se caracterizó por su total
normalidad. Ese tipo de acusaciones y problemas no se adjudicaron en exclusiva a
Navarra; eran, normalmente, simples pretextos para justificar la agresión sobre
cualquier reino pacífico. Tal fue el caso de Navarra, Estado neutral en el
campo europeo e internamente ordenado, a cuyo dominio aspiraba el Católico, como
quedo clara según la documentación que aporta el autor. En este apartado,
Álvaro Adot analiza con claridad los vaivenes de las relaciones entre
Inglaterra, Castilla-Aragón (ya España en la mente del rey), Francia y
Navarra-Bearne, principalmente, y las razones que llevaron a los sucesivos y diversos
juegos de alianzas y tomas de posición de sus actores en la política europea
del momento.
Uno
de los principales atractivos de esta obra consiste en la segunda parte, en la
que Adot aporta documentos de gran interés como testimonio de las claras intenciones
de Fernando de Aragón de ocupar y hacerse cargo del reino de Navarra, dentro de
su estrategia española y europea. El autor incluye varios documentos de la
época a los que añade, en texto aparte, sus propios comentarios, en los que
contextualiza, a mi modo de ver con gran acierto, lo expresado en los
originales.
El
primer texto, una autojustificación de la conquista, es una carta escrita por
Fernando el 20 de julio de 1512
a su confesor, Diego de Deza, entonces obispo de
Sevilla. El segundo, el famoso “Tratado de Blois” de 17 de julio de 1512, sobre
el que se han apoyado la mayor parte de quienes han tratado de fundamentar la
“justicia” de la conquista y ocupación de Navarra, del que Adot realiza un detallado
análisis En este punto resulta de gran interés la comparación que hace el autor
entre el auténtico “Tratado de Blois” y la versión propagandística del mismo
que hizo correr el propio rey Fernando desde Burgos el 16 de julio, un día
antes de la firma del auténtico y concebido como soporte moral e intelectual de
la agresión.
El
último texto que presenta Álvaro Adot es la narración de la conquista de
Navarra escrita por el diplomático, comerciante, político e historiador
florentino Francesco Guicciardini, embajador de su patria, Florencia, en la corte
del rey Católico los años de 1512 y 1513, es decir durante la etapa de la
conquista. Es un texto de gran interés, sobre todo dada la calidad de su autor
como uno de los padres de la historiografía moderna. También debe su atractivo a
la objetividad con que trata los hechos, dada su relativa lejanía de los
intereses que se movieron en el conflicto.
El
trabajo en su conjunto tiene un gran atractivo y oportunidad, sobre todo ante el
pertinacia mostrada por personas y grupos de interés que siguen presentando
como verdades históricas hechos inciertos, cuando no falsos o amañados, como es
el caso del texto del tratado de Blois de julio de 1512 utilizado por el
aragonés; o la no participación de Navarra en el “Conciliábulo de Pisa” de 1511.
También son sugestivos los testimonios que aporta sobre la fidelidad de la
mayor parte del bando beamontés a los reyes Juan y Catalina a lo largo de la
última etapa de normalidad en el reino. Quienes continúan manteniendo las obsoletas
tesis de “incorporación voluntaria”, “pacto entre iguales”, “permanente destino
español” o la “prosperidad de Navarra tras la conquista”, quedan inermes ante
trabajos como el de Álvaro Adot. Sus posiciones caen como castillo de naipes
ante un soplo de viento y, de paso, se airean sus vergüenzas.
Referencia bibliográfica
Adot
Lerga, Álvaro
“Navarra,
julio de 1512. Una conquista injustificada”
Pamplona
– Iruñea 2012
Editorial
Pamiela