“Beharbada Nafarroaren konkistak badu bere alde ona ere. Euskaldun guziok batuko zituen (edo ez) Estatu baten faltan, guzion iruditerian habia egin lezakeen balizko Estatu erdi-mitikoa dugu” (Memoriaren konkista. Berria).
Decía Einstein que hay dos cosas infinitas; el universo y la estupidez humana. “Y del universo no estoy seguro”.
Por suerte Leone se ha propuesto que de la memez humana no tengamos la menor duda. Con lo ingenioso que es (irudimentsu, alardea literalmente de sí mismo) está claro que invierte toda su imaginación en demostrar que puede ir más lejos que Einstein en sus mejores conjeturas.
No me imagino a los judíos especulando con que el Holocausto tuvo su lado positivo (¡Tus muertos!). Ni a los armenios calculando el aspecto beneficioso de su genocidio turco. Ni a los nativos de América valorando la porción de suerte que les cayó encima con la aparición de las naves de Colón en sus costas y su inminente exterminio. Pero debo suponer que la infinitud que proponía Einstein da para mucho.
Es curioso el predicamento que tiene Leone en el mundo abertzale y euskaltzale, y que tan animosamente utiliza para arrojar piedras al propio tejado del país. Resulta inquietante que todas sus aprensiones metafísicas en estos lugares de la memoria histórica le asalten por el lado de Nabarralde y de quienes valoran que Euskal Herria haya tenido un lugar en la historia en términos de independencia, soberanía, presencia internacional y estas ocurrencias. Y en cambio no se le escape el menor comentario cuando el nacionalismo español y el navarrismo de tradición cunetera están celebrando con todos sus medios y recursos la conquista de 1512, o la vinculan con la batalla de las Navas de Tolosa, victoria rancia de la cristiandad contra el sarraceno, efeméride racista donde las haya. En esos vomitivos eventos el ingenio de Leone sólo ve pulgas en los esfuerzos de Nabarralde por despertar una conciencia crítica que nos permita entender los orígenes de la situación actual y nuestra ubicación (indeseada en mi caso) en el Reyno de España.
Resulta divertido que ahora distinga en Nabarralde entre buenos y malos (zintzoak eta besteak); como otros nos han clasificado –en esta larga travesía- entre duros y blandos, moderados y radicales... Esperemos que esta clasificación objetivadora no llegue a la conclusión habitual de quienes, cuando descubren en el horizonte una turba de contrarios, acaban pensando que el único indio bueno es el indio muerto.
Preocupante, de verdad, que Berria le publique sus gracias.
Josemi Mtz Urmeneta
Completamente de acuerdo,
Luis María Martínez Garate
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