Justo un año después de la mesa redonda celebrada en el Palacio de Miramar de Donostia con el título Zer ari da gertatzen Catalunyan?, en la que participaron Salvador Cardús, Toni Strubell, Francesc Homs y Jaume Renyer, Salvador Cardús ha vuelto a Miramar para ofrecer su visión de la realidad política de Cataluña en el momento presente. El mes de marzo nos acompañó también en el Koldo Mitxelena de Donostia y en el Palacio del Condestable de Iruñea de la mano de Nabarralde. En esta última ocasión lo hacía en calidad de invitado de la Diputación de Gipuzkoa.
La situación política de Cataluña está evolucionando rápidamente en un proceso del que no es fácil vislumbrar la salida. Posiblemente sea Salvador Cardús una de las personas que con más tino pueden analizar la cambiante realidad catalana y plantear hipótesis sobre su horizonte. La intervención del conferenciante se completó con un coloquio con las personas asistentes. En la presente crónica se incluyen las partes del coloquio sin especificarlas como un desarrollo independiente.
Salvador Cardús dividió su exposición en tres apartados: el primero con una exposición de hechos significativos; el segundo, de su análisis y el tercero con el horizonte que, a partir de ambos, se puede prever en un plazo medio.
1º.- Hechos recientes que reflejan la extraordinaria aceleración de las novedades en curso
En primer lugar, Cardús citó el Pregón del poeta Joan Margarit con motivo de las fiestas de la Mercé en Barcelona. Fue, explicó, un discurso abierto al independentismo, que en boca de un escritor no caracterizado por su nacionalismo catalán precisamente y muy próximo a sectores de la cultura española ya que él mismo comenzó y sigue escribiendo en español, sorprendió a todos comenzando por el propio alcalde. Un discurso de esas características podía ser esperable, por ejemplo, de una persona como Jaume Cabré, Premi d’Honor de les Lletres Catalanes de este año, pero no de Joan Margarit.
En segundo, las movilizaciones producidas a lo largo de este año por las consultas sobre la independencia de Cataluña. Consultas celebradas sin ningún soporte oficial ni de los medios de mayor difusión del país. Incluso se podría hablar del boicot previo por su parte, aunque, tras su celebración, se vieron obligados a sumarse al reconocimiento de su éxito.
El tercer aspecto destacado que citó el conferenciante fue el cambio acontecido en los discursos de personalidades relevantes de círculos asociados o, por lo menos próximos, al PSC como Josep Ramoneda y Ferrán Mascarell. Ambos hablan ya, sin eufemismos, de independencia y de Estado propio para Cataluña.
En cuarto y último lugar, destacó la reciente encuesta del “Racómetro”, elaborado por la cadena de radio RAC1 perteneciente al grupo del Conde de Godó, al igual que La Vanguardia, no caracterizado precisamente por ser proclive a la independencia de Cataluña. El resultado da un 49% favorable a la independencia, frente a un 41% contrario. Como dato interesante ofreció que, según la misma encuesta, el 33% de votantes del PSC son favorables a esta opción.
Como complemento de los hechos citados, Cardús pasó a relatar los principales hitos y protagonistas de lo que él denominó como la “batalla” del nuevo Estatut. Hizo hincapié en la paradoja que ha supuesto que un Estatuto, que estaba planteado para garantizar 25 años sin sobresaltos relativos a las competencias de Cataluña y de “normalidad” política, ha provocado el efecto contrario. El ciudadano medio percibe la vía estatutaria como muerta y nadie es capaz de hacer una oferta política concreta a un plazo superior a cuatro años.
Otro apunte que hizo en este apartado fue la referencia a la enorme involución autonómica que se experimenta en España. Como anécdota relató que, en una reunión de universidades del Estado, Gregorio Peces-Barba propuso que se debería incorporar en todas las carreras universitarias una asignatura denominada “Constitución y convivencia”.
2º.- Análisis a partir de los datos
La característica más clara del paisaje que se dibuja en Cataluña es que la política institucional tiene una absoluta falta de credibilidad; no sabe qué decir pero, sobre todo, no sabe qué hacer. Se equivocan quienes afirman, como Montilla, que hay una “desafección” a la política, ya que, por el contrario, las convocatorias a referéndum y manifestaciones como la del 10 de julio pasado demuestran que sí hay un enorme interés por la política, pero que los partidos políticos quedan fuera de juego.
A continuación analizó las propuestas que hacen los diferentes partidos de cara a las elecciones del próximo mes de noviembre. El PSC se presenta como la garantía de la no separación de Cataluña y de la “no fractura” de su sociedad. Con lo que sitúa la independencia en el centro del debate. El PP quiere que no se repita el tripartito y que CiU no pueda imponer condiciones que llevaran a la independencia. Éstos, a su vez, sitúan también la independencia como centro del debate. CiU plantea como objetivo el logro de un Concierto Económico análogo al de los vascos, aunque parecen no ser conscientes de que eso es algo que España no lo puede soportar. Artur Mas se define como independentista pero, al mismo tiempo, afirma que la sociedad catalana “no está madura” para la independencia. ¿No será que quien debe madurar es CiU? Con todo, pueden obtener la mayoría absoluta. ERC no sabe salir de la confusión generada tras la batalla del Estatut que ellos mismos contribuyeron a generar. Plantean la convocatoria de un referéndum por la independencia en los próximos cuatro años, sin percatarse de su inviabilidad legal. ICV presenta como objetivo un Estado catalán dentro de una España federal y plurinacional, cuestión a todas luces inviable por imposible.
Como elementos nuevos en el panorama electoral de Cataluña aparecen las propuestas del independentismo de nuevo cuño que, por otra parte, no resultan muy atractivas. En efecto: se presenta dividido y con una competencia interna destructiva. Constituye una oferta de discurso muy pobre, de hecho Solidaritat no tenía hasta ahora declaración política y la está elaborando actualmente Se percibe como una oferta sin líderes consistentes.
3º.- Horizontes que se pueden percibir para un plazo algo más largo, de unos 5 a 10 años
El primero sería la constitución de una España federal. Desde hace un siglo y medio, cuando se intentó la primera experiencia federal en España, no ha funcionado nunca. Se ha demostrado que hay algo sustantivo en el proyecto nacional español que lo impide de raíz. Es un horizonte imposible.
El segundo sería, en expresión catalana, “anar tirant” que es algo así como “ir o seguir tirando”. Esta cultura de la resignación ante la fatalidad lleva necesariamente a la disolución nacional de Cataluña y, afirma Cardús: “lo que no consiguieron 40 años de dictadura lo lograrán 40 años de democracia española”. Con esta pasividad se ha conseguido, por ejemplo, que en el mundo audiovisual Cataluña esté hoy en peores condiciones que en los años 80 del pasado siglo, con una enorme competencia frente a cadenas privadas que emiten sin ningún requisito lingüístico, cultural ni territorial, con una TV3 surgida en aquella época y apenas renovada.
El tercer horizonte es la independencia. Es la única salida, aunque sólo sea por exclusión del resto. El problema es que no hay programa ni organización ni discurso ni estrategia ni líderes. No obstante, el panorama del independentismo no es tan negro. Así, por ejemplo, está en permanente actividad el Cercle Catalá de Negocis, conformado por empresarios independentistas y que publica periódicamente sus estudios y conclusiones. Entre ellos, cómo la globalización ha conducido a Cataluña a una dependencia mucho menor del mercado español. Hoy en día el 33% de la producción catalana se exporta a Europa, otro 33% va al mercado interno y el resto, a España. También está el colectivo EMMA que, integrado por economistas y expertos voluntarios, responde a cualquier información incorrecta o sesgada sobre Cataluña en la prensa internacional. El independentismo actual está conformado por personas jóvenes, de entre 25 y 40 años y con mayoría de mujeres.
Salvador Cardús percibe la independencia, la constitución de un Estado propio, como la única posibilidad de sobrevivir como sociedades diferenciadas, tanto la catalana como la vasca, en el mundo presente y, sobre todo, en la actual organización política y económica de Europa. Ante este reto, el independentismo debe plantear a qué tipo de estructura estatal aspira para encajar bien en esa Europa. Es imprescindible que ofrezca una estructura ligera, ágil y que genere sinergias. Debe ser un independentismo maduro, educado y estable. Un independentismo que no vaya a la contra, que no sea antiespañol ni busque ajustes de cuentas o practique el resentimiento. Ha de ser un independentismo riguroso en la estrategia y generoso con todos los sectores sociales capaces de conformarlo. Debe ser un independentismo que también hable inglés.
6 comentarios:
Hola Luis, navegando por la red encontré su blog y le presté atención, yo soy andaluz y si bien es cierto que las pocas veces que acudí a las urnas voté andalucista, también es cierto que me siento español, por eso no logro entender porqué algunos vascos, catalanes, gallegos etc no quieren (o quereis) serlo, la independencia la veo -y permítame el ejemplo, como el hijo que se va de casa renegando de su familia.
Quieren (o quereis) ser europeos pero no españoles, hombre ya puestos independencia pura y dura, ni españoles ni europeos ni ná de ná (digo yo).
Y conste que a mi ni me va ni me viene, yo creo que si una amplia mayoría de catalanes quieren independencia se debería proceder a desvincular esta comunidad del territorio nacional, pero por el mismo razonamiento si una amplia mayoría de badalonenses quiere independencia de Barcelona se la deberían conceder, incluso si la amplia mayoria de las gentes del Prat de Llobregat quieren ser españoles ¿cómo vestimos el muñeco?
Mi razonamiento me lleva a que no todo es tan fácil, que la democracia no es tan buena y que tantos lios ¿para qué?
Quizás para complicar la vida a un montón de catalanes con negocios en Valencia y a un montón de maños con negocios en Cataluña.
Quizás para complicar la vida a un montón de familias que quedarían divididas.
Quizás para complicar la burocracia a muchos ciudadanos en asuntos legales, de notarios, etc...... se me vienen a la mente mil situaciones que a ver como se resuelven, seguramente cada independentista daría soluciones diferentes y antagónicas.
De lo que no tengo duda es de que la mayoría de la gente de a pie no iba a sacar nada positivo y de que la mayoría de los políticos son unos chorizos, los catalanes, los vascos, y también los andaluces, en eso no se diferencian independentistas o no independentistas.
saludos y espero no tome a mal mi comentario, Jose Luis
Hola Jose Luis:
Casualmente estoy en Arequipa, en el Peru, y estoy leyendo un libro de un autor peruano de la primera mitad del siglo XX. La obra en cuestion se titula "7 ensayos de interpretaci{on de la realidad peruana" (Lima, 2007) y me siento totalmente identificado con la perspectiva del autor, Jose Carlos Mariategui.
¿Quien determina que nosotros los navarros, como los peruanos, tenemos que ser españoles? El "justo" derecho de conquista y ningun otro.
La perspectiva que ofrece Mariategui de la "colonizacion" española como conquista, ocupacion y esquilme mucho mas profundo y esterilizador que que el de los paises del norte de Europa, es muy interesante. "España no podia abastecer abundantemente a sus colonias sino de aclesiasticos, doctores y nobles", dice entre otras muchas cosas nuestro autor.
Navarra tiene su historia propia a ambos lados del Pirineo y nunca ha consentido voluntariamente en su ocupacion. La determinacion hacia España (o Francia en su caso) se impuso por las armas.
No vale decir que entre Peru y España hay oceanos y tierras por medio. Eso puede favorecer geoestrategicamente la independencia, pero los hechos de conquista, ocupacion y dominio son semejantes.
No quiero profundizar ahora en asuntos que comentas sobre divisiones familiares etc. que, en primer lugar, nosotros las hemos sufrido y las sufrimos a causa de los nacionalismos español y frances que nos han roto y rompen todavia hoy; y, segundo, que el modelo nacional que parece que propones para nosotros seria calcado del español y frances. Cuando seamos independientes y tengamos un Estado propio en Europa, el Estado navarro, nos llevaremos mucho mejor con los españoles y con el resto de los pueblos del mundo que actualmente y ninguna familia sera dividida por ese hecho. ¿O ahora alguien de tu tierra que tiene a sus primos en Italia o Escocia pertenece a una familia mas dividida que si los tiene en Burgos?
Saludos cordiales.
Hola otra vez, cuando dices:
¿Quien determina que nosotros los navarros, como los peruanos, tenemos que ser españoles? El "justo" derecho de conquista y ningun otro.
Hombre, eso está bien que se lo preguntaran las gentes de aquella época, pero 15 o 20 generaciones después vamos a retomar la pelea ??
Los navarros de hoy son las gentes que habeis nacido o vivís en esa bella tierra, y la España de hoy no es una legión de guerreros a la conquista del mundo sino la unión de una serie de comunidades que comparten gobierno, justicia, recursos, etc
Por ejemplo, le ves sentido a que desde Granada se organice una cruzada contra los de Cartagena para vengar que sabe dios cuando los cartagenenses atacaron el reino de Granada ??
Por otro lado tus (vuestras) razones históricas pisotean el derecho de todos esos navarros de hoy, que aman a su tierra tanto como tú y como yo, pero que además se sienten españoles, ¿con esos navarros que hacemos?
Y hacer análisis de ADN a toda la población para sacar un listado con los descendientes de aquel pueblo invadido parece descabellado, seguro que muchos de los independentistas de hoy son los descendientes del pueblo invasor.
Para acabar quiero indicar que en mi entorno, Navarra cae simpática, los Sanfermines los entendemos desde la distancia con cariño como propios, y presumo que si algún día visito tu tierra seré bien recibido, igual que cuando los navarros están por Graná, económicamente mi situación y la de mi familia se vería afectada cero con esa (y otras) independencias, en todo caso es el afecto que tengo a Navarra por lo que me duele que se separe, te aseguro que ese sentimiento de "odio" que muestras por "España" no es recíproco.
saludos otra vez y gracias por tu contesta y por tratar de explicar tu visión, José Luis Guerrero
Aprecio mucho a Cardús y lo leo siempre con interés. Sin embargo tengo algunas discrepancias con su análisis. En general cero que los cambios que dice se están viviendo son más periféricos que troncales, es decir, más de sentimiento que de ideología. En segundo lugar, considero que las consultas que se han hecho sobre la independencia no han sido un éxito y habría que dajarlas en experiencie novedosa, ya que la participación ha sido en todos los casos minoritaria.
En cuanto al escenario político, ignora la propuesta de las CUP, que han decidido no ir a las autonómicas, pero se están asentando como oferta política municipalista en muchos lugares y tienen una estrategia nitidamente independentista.
Percibo que hemos pasado de la admiración entusiastíca de los catalanes hacia la lucha vasca a la admiración sin límites de los navarros hacia los catalanes.
Cada uno tiene su camino, es conveniente intercambiar experiencias, pero no creo que en Catalunya exista una masa crítica independentista organizada superior a la que poseemos en Euskal Herria.
Saludos cordiales, Koldo.
A Jose Luis.
La conquista y ocupacion sigue tras los 500 años sucedidos desde 1512.
Yo tengo buenisimos amigos españoles y no odio a los españoles, aunque me llevare mucho mejor cuando logremos nuestro propio Estado.
Me resulta muy pesado el que intenten convertirme en lo que no soy y aqui termino este debate.
Saludos.
A Joxerra.
Ya se que cada nacion tiene su camino y que el nuestro sera diferente del de Cataluña, pero en la valoracion de las consulas estoy de acuerdo con Cardus y los que piensan que fueron un exito. Podemos debatirlo a mi vuelta.
Saludos cordiales desde Chivay en el valle del Colca en Peru
Sobre el independentismo maduro.
El Sr. Salvador Cardús es un catedrático maduro, educado, estable y generoso. Pero en mi opinión no ha alcanzado en sus análisis sobre el presente de Cataluña el punto culminante del rigor que el potencial de su fuerza intelectual permite. Quizá por convencimiento, quizá por estrategia, quizá por falta de compañeros en la exploración, o quizá por desconocimiento histórico de la verdadera raíz de España, no fija toda su atención en este horizonte que se nos hecha encima.
Y es que en el horizonte catalán, y por consiguiente en el español, tanto en el pasado como en el futuro y sin menospreciar el presente que es el final de un relativo claro, están todas las tormentas españolas y francesas, las cuales no por menos voluminosas y no hispanocéntricas dejan de ser el ojo del huracán.
No lo olvidemos, despreciada la oportunidad verdaderamente democrática de un horizonte maduro, educado y estable, las tormentas ácidas y dañinas, hoy como ayer, son constitutivas de España. Podemos acusar a los Borbones, al Ejército, a la Iglesia o a los poseedores de tierras y recursos, al sistema judicial y político, pero España se forjó en ellas y vive en ellas sin remedio a la vista.
En los próximos cinco años la criminal ofensiva nacionalista española que impulsó descaradamente el Sr. Aznar y que arrastró a los socialistas capitaneados por el oportunista Rodríguez-Zapatero, cobrará una desfachatez inaudita en la Unión Europea, construida con esfuerzo para evitar justamente estos crímenes y estas violencias.
Frente esta ofensiva tan incómoda de reconocer en su verdadera magnitud por una sociedad educada y propensa a la generosidad, como pertinaz en su agresividad asimilista por parte de una casta dirigente que solo ha asimilado de la democracia la parte del discurso que le es útil para sobreponerse a su inseguridad imperial, Cataluña no tiene quien la defienda, y más pronto que tarde será monumental el asqueo por los políticos y por sus aparentes engaños que sólo cubren el vacío del establishment catalán y la firmeza española por su locura constitutiva.
Es cierto que para la gran mayoría de la población catalana, fuera del servilismo autonomista no hay programa, ni organización, ni discurso ni estrategia. Pero la realidad es que todo está naciente y por tanto débil aún, en la construcción de un núcleo duro que de momento no ha encontrado un líder digno de tal nombre. En este horizonte pésimo que auguro para los próximos cinco años se forjará un grupo directivo que sin concesiones a la educación adecuada para otros escenarios menos tormentosos, pondrá todo su empeño en el rigor democrático.
En este rigor democrático es donde hay que construir puentes con los otros pueblos víctimas del desvarío del régimen español, el último de los cuales por el camino insano del vivir de la subvención, encontraremos también al propio pueblo español.
Lo inquietante es que el desvarío español es un desvarío de raíz política particular dentro del desvarío económico general del mercado global, este escenario que muestra un sobrante enorme de fuerza de trabajo y constituye un reto social colosal ante el cual España, y por descontado la inerme Cataluña, no cuenta para nada.
Si no hablamos inglés o alemán nuestros hijos, tanto los de los asimilistas como los de los pretendidos asimilados, reducidos en una reserva donde se mantendrán los papeles históricos seculares de perpetradores y de resistentes, añoraran la apoteosis final del capitalismo industrial que estamos viviendo.
A.M.G.
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