24 abril 2007

REFLEXIONES SOBRE EL ESTADO

Qué es el Estado

El Estado es la organización que permite a una sociedad ser sujeto político en el mundo. En cualquiera de las múltiples facetas que presentan las actividades de un grupo social: desde las inversiones en investigación hasta el reconocimiento lingüístico internacional, desde las políticas comerciales hasta las expresiones deportivas, están condicionadas, hoy en día, por la existencia de un Estado que las avale.


Para qué sirve

El Estado es la estructura política que permite garantizar la existencia y crecimiento del patrimonio propio: lengua, cultura etc. Además, a pesar de los actuales procesos de globalización, la capacidad política y económica del Estado lo hace insustituible para garantizar una “buena vida” a las personas y sectores que integran el grupo nacional.


Otras vías diferentes

Como expresa el tratadista canadiense Will Kymlicka, en teoría un grupo nacional, consciente y sujeto político, puede ser que cumpla sus aspiraciones dentro de un Estado confederal o, en determinadas circunstancias, simplemente federal. No obstante, dadas las actuales estructuras políticas de los estados español y francés, pretender alcanzar estos objetivos en su seno es una utopía mucho más lejana que la de la constitución de un Estado propio.


Nuestro caso en la actualidad de Europa y el mundo

En nuestro caso y al margen de los aspectos lingüísticos y culturales, ya citados, a diario se muestran situaciones en las que la existencia de un Estado propio garantizaría realmente el ejercicio de los derechos de las personas y su bienestar. Pesca, agricultura, investigación, educación, cultura, sanidad, medios de comunicación, destino de inversiones etc. hoy están, en gran parte, en manos de unos estados que no sólo son ajenos a nuestro país sino que, tanto históricamente como en el presente, tienen como objetivo nuestra asimilación en sus respectivos grupos nacionales.


Principio fundamental

El derecho a la libre disposición, a la constitución del estado propio, es el primero de los Derechos Humanos ya que sobre el reposa la garantía del cumplimiento del resto.


Sobre la pretendida superación del Estado-nación

Hoy está de moda el hablar de la “superación del estado-nación”. Quienes así hablan son, por un lado, los más acérrimos defensores del suyo y, por otro, las personas acomplejadas de las naciones dominadas. Personas y grupos con el “síndrome de la mujer maltratada”. Son incapaces de separarse de quien les oprime y daña. Tenemos ejemplos muy recientes, como el de aquellos políticos que se autodenominan “vascos” que tienen como objetivo “cautivar” a España. Olvidan que precisamente son España, y Francia no hay que olvidarlo, quienes nos “cautivan” de verdad, nos tienen cautivos, en el sentido más estricto del término.


Importancia del Estado como reconocimiento

Resulta muy significativo el uso que en España, muchas veces desde nuestro país, de la expresión que se utiliza tanto de utilizar el término “Levante” para referirse a un País con existencia e historia propia como es el Valenciano. ¿Cuándo se ha llamado a Portugal “Poniente”? ¿Y cuál es la diferencia? Simplemente que Portugal es un Estado.


Algunas críticas a nuestro Estado

También se nos dice con frecuencia, sobre todo desde los sectores “progresistas” de nuestras naciones ocupantes, que tenemos que definir el modelo de Estado que queremos construir; que no vale un Estado neoliberal, autoritario, racista, conservador etc. Ellos no se preocupan excesivamente de las características del suyo, pero a nosotros nos exigen “pureza inmaculada”. En primer lugar está claro y hay que decírselo que, si lo queremos y somos capaces de ejercer la suficiente fuerza social, tenemos derecho y lograremos nuestro Estado. En segundo lugar, que con nuestra cultura política es difícil que construyamos un Estado autoritario. La trayectoria histórica de nuestro pueblo produjo unas instituciones políticas de control sobre los gobernantes insólitas en su época. Con esa cultura y con tantos años de sometimiento no es fácil que permitamos se construya un sistema político estatal en contra de nuestra propia sociedad.


Conclusión

Navarra es nuestro Estado y nuestra perspectiva actual y de futuro. Nabarralde es un catalizador para que nuestra sociedad logre la construcción de su propio Estado.

En cualquier caso, el grupo nacional que no se hace respetar, que no ejerce su capacidad social en este sentido ni se valora como tal, no conseguirá nunca su emancipación. Tampoco lo merece.

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