Parece que las estatuas de los reyes de Navarra que flanquean el Paseo de Sarasate de Iruñea van a ser trasladadas a un lugar de menor visibilidad pública, a un rincón apartado y recóndito. Vamos, que serán defenestradas.
Y esto, ¿por qué? Por lo
visto, en la reurbanización que pretende el Ayuntamiento, sus figuras monumentales
estorban. Los símbolos de la soberanía de un Estado que durante largos siglos fue
independiente menoscaban un espacio visible, central, de la ciudad.
Se me ocurre que sería más
interesante aplicar este procedimiento a un monumento que, dejando de lado su incómodo
contenido memorial, resulta incongruente. Los Caídos es un edificio feo estéticamente
y, desde el punto de vista urbanístico, un tapón para cualquier solución
armoniosa que enlace el Segundo Ensanche con el sur de la ciudad.
En una palabra: propongo trasladar
los Caídos a un lugar con menos presencia pública. Por ejemplo, al Polígono de
Tiro de las Bardenas. A lo mejor tenemos suerte y unos cuantos pepinazos acaban
de arreglarlo.
Si alguien piensa que esta
solución es onerosa, se me ocurre que podemos reducir su coste a la mitad. No
lo reconstruyan ni en las Bardenas ni en ningún otro sitio. A la escombrera. Es
un elemento nefasto del pasado, sin posibilidad de resignificación.
Pero reivindiquen nuestra
historia, la de un Estado europeo que todavía puede maravillar al mundo, y no
hagan a sus reyes un apartheid que los convierta en apestados.
Luis Mª Martinez Garate,
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