Primera:
Leo en "Izaro News" en el episodio, último según parece, número 15 de Pablo de Iboa sobre "El nefasto siglo XIX" el siguiente texto:
"Sabino de Arana-Goiri fundó el Partido Nacionalista Vasco, agrupación patriótica, cuyo fin social es conservar, robustecer y resucitar todas las manifestaciones del espíritu vasco, y cuyo fin político es conseguir la anulación de la ley de 25 de octubre de 1839, para estar en disposición de iniciar la vasquización de Euzkadi."
Siempre he creido que, con más o menos acierto en sus bases históricas, la aportación fundamental de Arana Goiri consistía en considerar a los vascos como una nación diferente de España y Francia y que su afirmación de que los vascos no somos "ni españoles ni franceses" constituye el fundamento para la que la sociedad vasca de su época, y la actual, perciba la necesidad de constituir un Estado propio independiente.
Pensar que el fin perseguido por Arana era únicamente "conseguir la anulación de la ley de 25 de octubre de 1839" constituye un sarcasmo con relación a su pensamiento. Cualquier carlista o fuerista anterior a Arana, contemporáneo del mismo o actual suscribiría tal objetivo.
También resulta, cuando menos, chocante que lo hiciera para "iniciar la vasquización de Euzkadi". Según nuestro articulista ¿qué era entonces el pueblo vasco? ¿no era vasco? Creo que aquí Iboa superpone dos planos: el lingüístico y cultural, en el que evidentemente nuestro país seguía siendo "vasco", y además con mucha fuerza, y el plano político, en el que la desorientación era muy grande y donde Arana intentó, con más o menos acierto, poner orden.
Arana Goiri supuso una ruptura, acorde con el pensamiento europeo de su época, con cualquier planteamiento fuerista. Siguiendo la perspectiva de Iboa bien se puede decir que "para ese viaje no hacían falta alforjas". Arana percibió con claridad la necesidad de la concreción política de Vasconia en un Estado e incluso se consideró en la obligación de otorgar a Euskal Herria una denominación política; de ahi surgió el controvertido nombre de "Euzkadi" ya criticado en su época por Arturo Campión, por ejemplo.
Hoy en día, por lo menos desde Anacleto de Ortueta, estamos en condiciones de pensar que Arana se equivocó al "inventar" algo que ya existía desde muy antiguo. La denominación política de Euskal Herria, a lo largo de muchos siglos, ha sido Navarra y es eso lo que muchos pretendemos recuperar para nuestro futuro en libertad.
Segunda:
La convocatoria de la autodenominada "izquierda abertzale" para el domingo 10 de febrero de 2008, según infomación aparecida en Gara del día 9, se realiza para "poner freno al estado de excepción". Es muy claro que todas las arbitrarias decisiones políticas realizadas desde cualquier manifestación del poder español (ejecutivo, judicial o legislativo, que tanto da) con relación a nuestro país constituyen expresiones de un permanente "estado de excepción".
No obstante, pienso que para llegar esa conclusión no hacía falta esperar a la ilegalización de ANV o EHAK. El "estado de excepción" para nuestro país es norma desde mucho tiempo atrás. En los últimos tiempos en él se inscriben los cierres de medios de comunicación como Egin y Egunkaria, el macroproceso 18/98, el procesamiento de Ibarretxe, las condenas a Atutxa y compañía, las torturas a detenidos, el sistema penal con la dispersión como elemento particularmente odioso y un larguísimo etc. sin que el orden citado indique prioridad alguna de su importancia.
Es evidente que todo esto procede del franquismo y de la nunca realizada "transición democrática", pero su origen tampoco radica en el 18 de julio de 1936. Nuestro "estado de excepción" ya existía en los tiempos de las guerras carlistas y de Arana Goiri y fue precisamente uno de los motivos de aquellos conflictos y posicionamientos.
Nuestro "estado de excepción" se origina en el momento en que españoles y franceses suprimen y anulan la máxima organización política generada por el pueblo vasco: el Estado de Navarra. Y, en mi opinión, solo terminará, real y efectivamente, cuando logremos nuestra independencia mediante el acceso a sujeto político a nivel internacional con la consitución de la República Navarra como Estado independiente.
Tercera:
Pienso que ya es hora de que nos percatemos todos los que aspiramos a una sociedad vasca libre, a una sociedad de ciudadanos navarros iguales en derechos y deberes, de que nuestro "principal enemigo" no está en el portal próximo sino en los centros de decisión de los estados que llevan tantos siglos de dominación y en las sociedades que secundan su nacionalismo expansionista.
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