Traduzco del catalán del blog de mi amigo Jaume Renyer un post de 2021/04/25 que me ha parecido de gran interés para entender la situación política en el Principado de Cataluña.
Anotaciones sobre la (no) conmemoración del 90 aniversario de ERC: ni unidad, ni unilateralidad, ni independencia
Hoy hace doce años que me di de baja de ERC, después de haber militado dieciocho, con un escrito que titulé “Abrir la puerta de la izquierda de la libertad“, que encuentro -por desgracia- vigente en lo sustancial, y que quiero completar y actualizar.
He observado que ni en los actos conmemorativos del 90º aniversario de la fundación de ERC, ni tampoco en las declaraciones de los actuales dirigentes, ha aparecido ni el objetivo de la independencia del país como prioritario del partido ni referencia alguna a los liderazgos precedentes (Barrera, Carod). Todo ello responde a un proceso de involución ideológica y estratégica para retrotraerlo a la etapa anterior a 1987, cuando comienza la transformación hacia la organización que tenía que aspirar a liderar y aglutinar el conjunto del movimiento independentista. Hoy, Esquerra busca integrar votantes federalistas o simplemente autonomistas, (Nuet, por ejemplo) por lo tanto, sin otra pretensión que llegar a ser una fuerza de centro dentro del orden estatal y autonómico, lejos de todo rupturismo ni conflicto para con el expolio fiscal, (España ya no nos roba), la dominación política (el PSOE puede ser un aliado), ni la minorización del catalán (bilingüismo para siempre), ni con los poderes socio-económicos (connivencia con la patronal y los sindicatos españolistas).
Coincido con el diagnóstico que hacer Francesc Abad en su blog ‘Días de furia’ el pasado 21 de marzo:
“La primera cosa que me ha llamado la atención es que ni una sola vez, en ninguno de los tuits, ni del partido, ni de los diferentes líderes, ni de militantes, han utilizado la palabra “independencia”. Nunca. Nadie. Raro, pensé. Pero lo segundo me resultaba más misterioso e inquietante: los mensajes de felicitación sólo hacían referencia al partido, como si no hubiera nada más. Como si estos 90 años pasados fueran el fundamento de su legitimidad y la garantía de que cualquier cosa que hagan estará siempre bien hecha. Y, lo más importante, que no necesitan absolutamente a nadie más.
El tono tan ahistórico, en el sentido de presentar un partido que nace y llega a hoy habiendo sido siempre el partido de referencia y único me ha hecho pensar en lo extraño que sería que en una señalada celebración de cumpleaños de cualquiera de nosotros, con nuestros familiares y amigos, que quien cumple los años tome la palabra y no deje de felicitarse a sí mismo, que no hay nadie como él, que es el mejor, que está llamado a llegar muy lejos, etc. Y que no haga ni la más mínima referencia a sus padres, a sus hermanos, a su familia. Que se sitúe a sí mismo como lo único importante en su vida, y no haga referencia alguna ni a los amigos, ni a personas que le han podido ayudar, ni a personas con las que ha hecho cosas y/o espera seguirlas haciendo.
Un tono tan ahistórico también desde el punto de vista de presentarse como si siempre hubiera sido el mismo partido, el día de la fundación ahora, 90 años después, como si siempre hubiera sido igual a como es ahora. Y entonces he visto que la omisión de la palabra independencia, que no haya salido nunca, que nadie la haya citada, no era nada casual, y tenía muchas implicaciones”.
ERC se sitúa voluntariamente, pero sin atreverse a explicitarlo aún, fuera (y en contra) del independentismo: ni unidad, ni unilateralidad, ni independencia. Sólo un “trabajar duro” permanente sin norte ni cordura, como predican Puigcercós, Huguet y Codina. El partido (la herramienta) sustituye al objetivo (la independencia), adoptando un izquierdismo sectario como identidad sustitutoria de la catalanidad, la impostura intelectual contraponiendo “la Cataluña pura a la Cataluña libre” se ha convertido en la palabra de orden del nuevo discurso. El hecho de que consideren a los Comunes como sus aliados preferentes (a pesar de la nefasta gestión de Colau y el creciente españolismo que gastan) ya lo dice todo
Mi amigo, compañero y maestro, Josep Lluís Carod-Rovira también acabó marchando unos años después del partido que había contribuido de manera determinante a relanzar ideológica y políticamente. Hoy, los que lo forzaron a partir campan en Esquerra reclamándose sus herederos pero tergiversando su mensaje hasta el punto de dar la vuelta al patriotismo catalán republicano fundacional hacia un progresismo abstracto, banal y contra identitario, que hace imposible reunir el independentismo catalán y liderarlo.
El triplete Puigcercós-Vendrell-Vall ha acabado imponiendo su modelo organizativo copiado del PSC (endogamia, cooptación, nepotismo) y una dialéctica interna sectaria que terminó desbancando a Carod-Rovira, y que ahora asume Junqueras extrapolándola al conjunto de la política catalana (liquidar a Puigdemont como objetivo). Hoy, esta Esquerra expresa una cultura política (si es que lo puede llegar a calificar así) partitocrática, desconectada de su pasado histórico y desvinculada del movimiento independentista, empeñada en deconstruir el proceso iniciado en 2010 para sustituirlo por un ‘pájaro en mano’ estéril en Madrid y en el Govern de la Generalitat. Para definir el momento presente, vuelvo a citar el apunte de Francesc Abad de hace diez días: “Nos lo estamos jugando absolutamente todo”, (refiriéndose a la independencia), el problema es que los actuales dirigentes de ERC tanto les da.
Post Scriptum, 1 de mayo de 2021.
El análisis de Odei A.-Etxearte, hoy en Vilaweb, desmenuza, el obstruccionismo de Esquerra y las ambigüidades de CUP y Òmnium a la hora de asumir que el CXR sea la dirección estratégica colegiada del independentismo: “¿’Quién para la reformulación del Consejo por la República’? El CXR emplaza a ERC a responder a la estrategia del “Preparémonos” para acoger el estado mayor y reconsiderar la estructura. La ANC y Òmnium abogan por un solo órgano de dirección colegiada del movimiento, que podría ser el Consejo si se modificara”.
Post Scriptum, 9 de mayo de 2021.
El artículo de Oriol Junqueras, de anteayer en El Periódico, “Reconstrucción republicana” (contraponiendo republicanismo en independentismo, como hacen también con el nacionalismo), es el punto culminante de la impostura, el sectarismo y la mediocridad que ha practicado ERC en los últimos años con unos efectos demoledores para el proceso independentista del que Esquerra se desdice tras tener “prisa” para hacer la independencia. Oriol Junqueras y su partido pasan a engrosar las filas del contra-independentismo, haciendo por muchos años, inviable la consecución de este objetivo. Todo dependerá, sin embargo, de la capacidad de resistencia y respuesta de Carles Puigdemont y los sectores que se reúnan a su alrededor para persistir, en tiempos de una represión más selectiva y punzante, en un conflicto que el poder español no detendrá hasta el exterminio de la nación catalana, como señala hoy Vicent Partal en Vilaweb “Cuando Junqueras pide que aguantemos esto veinte años más“.