02 octubre 2017

CRÓNICA DE UN DÍA DE ACCION

Esta mañana (1 de octubre), antes de las siete y todavía de noche, he salido a la calle; la tranquilidad parecía total. Según me aproximaba a uno de los colegios electorales dispuestos en Altafulla se escuchaba un rumor quedo de voces. Y no eran pocos los concentrados. Personas que desde las cinco de la madrugada hacían guardia para garantizar la apertura normal del Colegio habilitado en el Centro de Atención Primaria de Sanidad. Otro tanto sucedía en el instalado en el Albergue de la Juventud de la 'Vila Closa', dentro de la zona amurallada de la villa.
La vigilancia era tranquila, distendida, pero atenta a cualquier interferencia. Hacia las ocho menos cuarto han hecho presencia sendas patrullas de los Mossos en ambos centros. En los dos la conversación ha sido, en la práctica, unidireccional. Los Mossos han preguntado por "el responsable", pero se han respondido ellos mismos: "todos, ¿no?". Y no ha habido más diálogo. Se han apartado con prudencia de las personas vigilantes, con una presencia discreta y no agresiva. Hacia la hora de comer se han cerrado dos de los tres colegios habilitados y ha permanecido abierto, por seguridad ante las amenazas de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, uno sólo. Todo se ha desarrollado con absoluta normalidad.
No se puede decir lo mismo de los colegios que a lo largo y ancho del Principado han sido intervenidos por los citados cuerpos y fuerzas. Sus actuaciones han ido acompañadas por la violencia física directa. Desde la rotura de puertas y ventanas para acceder a los centros, para requisar las urnas e impedir votar, hasta agresiones a personas que únicamente practicaban una resistencia no-violenta. Los heridos, más o menos graves, son muchos centenares. Evidentemente los únicos desórdenes y actos violentos se han producido en los lugares en que han intervenido las citadas fuerzas "del orden público".
En la jornada de hoy se han confirmado todos los rasgos que han caracterizado la rebelión de los catalanes en esta última etapa histórica, la de la "revolución de las sonrisas". El primero es, sin duda, la determinación de la gente a la hora de plantear la independencia como primer objetivo político de Cataluña. El segundo, la capacidad logística a la hora de organizar, hasta en sus últimos detalles y con todos los planes alternativos previsibles, algo tan complejo como una votación a "la contra" de quien habitualmente organiza estos eventos: el Estado. Y el tercero, la capacidad de personas y sociedad civil de responder de modo responsable y ordenado a las propuestas y consignas de asociaciones como la ANC o el Omnium Cultural.
Por el contrario, la actuación del Estado español ha expresado, una vez más, su brutalidad y falta de mesura y oportunidad. La cobertura de lo sucedido hoy, aparte de la labor inestimable de las redes sociales, por parte de la televisión catalana -TV3- ha sido completa, incluso exhaustiva, y, sobre todo veraz. Se han podido contemplar escenas de gran dureza, correspondientes a situaciones políticas en las que no gustará verse enmarcados a los gobernantes hispanos.
En este momento se desconocen datos concretos sobre colegios que han funcionado con normalidad, los que han padecido incidentes aislados, los que no han podido abrir y los que han visto clausurados sus locales por la violencia directa de las fuerzas del orden estatales. Tampoco el índice de participación efectivo. Todavía menos los más que previsibles resultados.
Un elemento de reflexión importante es cómo los catalanes han conseguido dar la vuelta a un tipo de convocatoria hecha habitualmente desde las instancias del poder estatal. Los referendums los convocan los estados para ganarlos. En este caso la cerrazón hispana ha resignado ese papel y ha quedado huérfano. Las organizaciones de la sociedad civil catalana han tenido el sentido de la oportunidad de llenar este hueco. Han sido ellas las responsables de su organización, política y logística. Ellas han constituido la diana de las iras del gobierno español y sus métodos represivos, perfecta continuidad del franquismo en su etapa de transición 'intratotalitaria' tras la muerte del general. Fascismo en estado puro.
La cuestión pendiente y abierta se planteará mañana 2 de octubre. El referéndum, con las limitaciones impuestas por el régimen, ha salido con muy buena nota. La promesa del President de la Generalitat ha sido que en caso de victoria del 'sí' proclamar directa e inmediatamente la independencia del Principado de Cataluña.
Para proclamar la independencia con efectividad hace falta, sobre todo, tener control sobre el territorio. Sobre personas, fronteras, comunicaciones, orden público, etc. etc. Es la única manera de acceder a los imprescindibles reconocimientos internacionales. A partir de este momento se podrá plantear la negociación del reparto de activos y pasivos entre el nuevo Estado catalán y el viejo, el español.
Deseo a los catalanes que persistan en su decisión y logren, en el mínimo lapso de tiempo posible, su estatus de sujeto político en el mundo, como Estado independiente. Algo que también aspiro para nuestra nación, para Euskal Herria, a través de su Estado histórico: Navarra. También en breve plazo.

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