28 noviembre 2014

FRANCISCO, GURE PATROI HAUNDIYA

Mirad la bandera / Que eleva en España / Javier que a las Indias / A Cristo acompaña
Una de las acepciones que la RAE da de patrón es, además de “defensor” o “protector”, la de “modelo que sirve de muestra para sacar otra cosa igual”. En catalán, el equivalente a patrón, patró”, dice, además de las acepciones dichas en español: “cosa que es pren com a model o unitat de referència” (“cosa que se toma como un modelo o unidad de referencia”). En francés también se usa en el mismo sentido. En las lenguas romances o en las que su léxico se ha visto influido por el latín, como la vasca (patroi), su concepto implica frecuentemente la idea de “modelo”.
Para un grupo humano los “modelos” (patrones) son aquellas personas cuyo comportamiento se estima debe constituir una referencia para la vida de otras que les han sucedido en el tiempo. Quienes detentan el poder social y, por lo mismo, tienen capacidad de configurar la memoria de las gentes sometidas a su control y construir su relato, eligen con sumo cuidado los patrones (o patronos); los “modelos” a seguir.
Habitualmente, las personas que conforman una sociedad, una nación, tienen capacidad para determinar qué personas omodos de vida toman como arquetipo. Cuando tal sociedad sufre traumas que la convierten en sometida, como es el caso de la Alta Navarra en 1512, la elección de modelos se encuentra también subordinada a los intereses de quienes la han sojuzgado. Quienes someten y quienes son sometidos no pueden tener los mismos modelos de formas de vida. No pueden tener los mismos patrones o patronos. Si no pueden cambiar de persona, por tener ya un gran predicamento entre la población, lo que hacen, como con el resto de bienes patrimoniales es tergiversarlo y apropiárselo.
Tal hecho sucede con la persona de Francés de Jasso, Xabier. El origen familiar y su adscripción como estudiante en Paris, le hacían partícipe de un modelo de la Navarra conquistada, sometida y ocupada. Su particular conversión, de la mano de Iñigo de Loiola, le hizo dar un brusco giro a su vida y se convirtió en ese misionero cristiano-católico tan publicitado por su Iglesia. Ese es el Xabier que desde ella nos han enseñado.
Pero hay un Xabier que, a pesar de su conversión misionera, no cambió. Es el Jasso-Azpilikueta, hijo de Juan de Jasso, señor de Xabier, presidente del Real Consejo de los Reyes de Navarra, Juan de Albret y Catalina de Foix; persona de gran autoridad y prestigio y defensor a ultranza del Estado navarro. También sus hermanos Miguel y Juan, defensores de Amaiur y Hondarribia, participaban del legitimismo de su padre. Prueba de ello es que Francés nunca se afirmó como español. Al ir misionero a la India fue como portugués, nación enfrentada en aquellos momentos a España por disputas imperiales. Más tarde, en sus cartas, afirmará repetidas veces su adscripción portuguesa.
Cuando se canoniza a Xabier en 1622, en la Alta Navarra se le designa como “copatrono de Navarra”, compartiendo tal título con San Fermín, el obispo de Pamplona que nunca existió. Jamás se pensó en aquellos momentos hacer de Francés un santo “español”. Xabier respondía a la memoria de una Navarra Estado independiente, como queda bien reflejado en los Anales del Padre Moret de 1684.
Pero cuando se trata de recuperar una memoria incómoda en la que se expresa, de forma solapada, pero sin resquicio de duda, la independencia de Navarra, el nacionalismo español dominante no repara en errores históricos: reconstruye la historia para reinterpretar la memoria y edificar su relato. En el colegio de la Compañía de Jesús de Pamplona, en los años 60 del pasado siglo, muchos aprendimos y cantamos el himno que inicia este artículo. Por arte de birlibirloque nuestro Xabier se había travestido en un “modelo español”. Todos los afanes y preocupaciones que pudo tener Francés de Jasso al pasar por portugués y no como español, fueron arrojados con aplicación al basurero de la historia. Este himno, galardonado posteriormente, fue compuesto, sobre letra de Restituto del Valle, por Busca de Sagastizábal. Ambos autores habían sido premiados por el himno Eucarístico del Congreso Internacional de Madrid de 1911. La obra vencedora en aquella ocasión, elegida por don Marcelino Menéndez y Pelayo, fue el famoso “Cantemos al amor de los amores”, emblema del nacional-catolicismo hispano antes y después de la contienda del 36.
La memoria de la familia Jasso así como, por citar ejemplos de la misma etapa, la de los mariscales de Navarra, entre ellos y como principal, Pedro II, hecho prisionero por los españoles en 1516 y muerto en extrañas circunstancias en Simancas en 1522; o la de su hijo Pedro III, defensor de Hondarribia, son elementos fundamentales de un relato propio.
Recuperar la memoria de un Xabier partícipe de las posiciones políticas y de los compromisos de su familia, más allá de su opción religiosa y misionera en pro del cristianismo católico, expresadas con nitidez en su resistencia a ser considerado “español”, es una responsabilidad histórica para quienes queremos construir el relato que Vasconia necesita, hoy y aquí, para constituirse en sujeto político y recuperar su Estado histórico, el de todos los vascos, el de Navarra.

NOTICIAS DE NAVARRA 2014/12/01
DEIA 2014/12/03

30 octubre 2014

VIOLENCIA


“Mientras cada uno no asuma que toda violencia, sea o no terrorista, es injustificable, no avanzaremos” 
“Democráticamente hablando, no permitir a un pueblo que se exprese me parece una barbaridad


Las frases citadas forman parte de una entrevista realizada desde el grupo Noticias al sociólogo Javier Elzo. Son, además, los titulares con los que el diario resaltaba la información. No sé hasta que punto el común de los mortales tenemos asumido el hecho de que la “violencia” es algo implícito en la estructura de cualquier sociedad, pero parece que no. Da la sensación de que hay “violencias” que pasan por delante de nuestros ojos, incluso que las sufrimos, y son transparentes. Parece que no existen.

Este es el caso evidente de la segunda afirmación de Elzo: “es una barbaridad no permitir a un pueblo que se exprese”. Está claro que es una barbaridad, pero, sobre todo, es un acto de violencia contra ese pueblo. En mi opinión un acto muy grave, por lo menos si, como afirma, se trata dentro de un contexto aceptado comúnmente como democrático.

Este acto es violento de la forma más sutil y efectiva que se puede ejercer violencia; no se ejerce en acto sino como amenaza. Todos los poderes del Estado que “no permite a un pueblo expresarse” están permanentemente vigilando –recordemos el panóptico, citado tanto por Bentham como por Foucault-, amenazantes, al pueblo díscolo que “quiere expresarse”.

Y esa violencia no se reconoce como tal. Y su existencia lleva a la primera reflexión de Javier Elzo. “toda violencia es injustificable”. Con lo cual estamos ante un aparente callejón sin salida. Y efectivamente, da la sensación de que por esa vía no podemos “avanzar”.

Lo que sucede es que tal afirmación, “toda violencia es injustificable”, no es cierta. Cuando la ejerce quien detenta el “monopolio de la violencia legítima”, es decir el Estado, parece que no existe, que es transparente. ¿No son violencia todas sus instituciones? No sólo las cárceles, sino toda la legislación que impone, la penal por supuesto, pero todas las demás también, incluso el Código de Circulación lo es.

Esto es así desde siempre, desde antes de convertirnos en humanos. El hecho de ser seres sociales implica la adaptación de unos a otros y eso conlleva un grado de violencia; no todos quieren lo mismo y muchos aspiran a lo que otros también desean, a nivel individual, pero sobre todo de la colectividad. Más todavía cuando las jerarquías sociales exigen una parte no equitativa del excedente producido por su grupo. La coerción supone, en estos casos, un grado más explícito de violencia.

La única solución consiste en que esa sociedad se estructure de un modo tal que en el mismo la violencia necesaria se ejerza de manera legítima, lo que significa que su organización llegue a un nivel de consenso general, sea capaz de equilibrar los intereses contrapuestos y ponga los medios de arbitrar ante las disputas y de recuperar, en lo posible, los intereses minoritarios y reprimir a quienes lo rompan. Es decir que su legalidad sea un reflejo de su legitimidad.

En el presente, en la situación en la que una sociedad (auto)centrada, (auto)reconocida como nación, cuestiona el monopolio de violencia “legítima” que un Estado pretende ejercer en exclusiva, en detrimento de las naciones que incorpora, territorial y demográficamente, en contra de su voluntad, la violencia del Estado puede resultar insoportable e injusta. Con lo cual la rebelión de la nación subordinada se convierte en legítima.

Los medios con los que pretenda ejercer su(s) poder(es) para constituirse en un igual de quienes la mantienen aherrojada serán discutibles en función de la relación de fuerzas y de la capacidad de hacer aceptar sus posiciones ante la comunidad internacional, pero nunca ilegítimos. En ese momento tanto los estados constituidos como las naciones que aspiran a convertirse en sus iguales han abandonado el campo de la ética y se encuentran en ese “bellum omnium contra omnes” que afirmaba Hobbes era la política internacional.

25 octubre 2014

LA INDEPENDENCIA EXPLICADA A MI HIJO



Cada vez que actúas dejando de pensar por ti mismo, estás actuando de acuerdo con el pensamiento de otro

Víctor Alexandre

El autor, Víctor Alexandre, construye en este libro la ficción de un padre que explica a su hijo, en diálogo con él, los asuntos más relevantes concernientes al proceso iniciado en Cataluña hacia su independencia política con relación a España. Uno de sus mensajes centrales consiste en transmitir al chaval un pensamiento crítico. Un pensamiento propio, capaz de tamizar la enorme cantidad de datos que recibimos desde fuentes, dispares sí, pero siempre sesgadas por los intereses políticos a los que sirven. Ese conjunto de datos; aparentemente caótico, no constituye de por sí información. Eso es lo que debe procesar cada persona, de acuerdo con unos criterios propios adquiridos a lo largo de la vida, para constituirse en información. Tales criterios no serán inmutables, evolucionarán con la persona y dependerán de su madurez, pero siempre deberán ser propios.

El último trabajo de Alexandre es un trabajo didáctico. Su objetivo es figurar cómo un padre puede transmitir a un hijo casi adolescente, de trece años, pautas que le sirvan de ayuda para conformar tanto su identidad personal como colectiva -cuestiones no separables con facilidad-, con criterios propios.

El arraigo social de una persona comienza desde que nace, algunos dirán que incluso desde que el feto oye las voces de su entorno o la música que suena en su alrededor. La primera lengua que escucha y aprende ya inicia ese proceso. La infancia es una etapa decisiva, y la familia y las amistades su principal medio transmisor. Según va creciendo, su mundo de relaciones se amplía y recibe multitud de datos de los medios de comunicación, de su escuela, de sus amigos, de los padres de sus amigos, cúmulo que sigue aumentando a lo largo de toda su vida.

La evolución de la persona, la construcción de su personalidad, genera conflictos que debe resolver, en lo posible, de modo positivo. Estos conflictos se centran normalmente sobre identidades: sexual, de estatus social y económico, de pertenencia, etc. Cuando una nación disfruta de un Estado que le es favorable, que “nacionaliza” a sus ciudadanos de modo positivo, que favorece su lengua y cultura propias, que presenta su memoria histórica y su relato de modo centrado, se genera en la persona eso que se ha llamado “nacionalismo banal” (Billig, 1998) y que supone su adhesión acrítica a la nación en que la ha nacido y sido educado. Los conflictos derivados de la pertenencia nacional son de poca importancia.

Por el contrario, surge un conflicto cuando el niño crece en una sociedad en la que su lengua y cultura, habituales en el medio familiar y de amistades, son perseguidas, cuestionadas o deformadas desde las instancias –sistema educativo, medios de comunicación etc.- en las que se manifiesta la “autoridad” de un Estado adverso. Son estos entornos –familia, amistades- los que deben apoyar el desarrollo de su personalidad para que, en su evolución, adquiera la capacidad crítica necesaria para discriminar los mensajes que tienden a asimilarle a la nación dominante (nacionalismo banal) de los que son capaces de integrarlo en una visión del mundo en la que el centro sea su propia nación, su propia lengua y cultura. Abierta al resto de lenguas, cultura y naciones, por supuesto, pero anclada en las suyas.

Esto sucede entre nosotros, en Vasconia, donde la lengua, la cultura, la historia, la memoria han sido y siguen siendo ocultadas, perseguidas o tergiversadas desde las estructuras de las naciones dominantes: España y Francia. En los Países Catalanes ocurre lo mismo, sólo que con variantes distintas según el territorio de los mismos del que se trate.

Hoy está en marcha un potente movimiento en pro de la independencia del Principado de Cataluña, el País que dentro del conjunto catalanoparlante, de la nación catalana, ha logrado mantener una conciencia más profunda de su personalidad y sus exigencias lingüísticas y sociales y, por lo mismo una mayor capacidad de movilización. Este proceso se mueve a contracorriente de lo que es “políticamente correcto” en el Estado español, va en contra del ya citado varias veces “nacionalismo banal”. Pero es un movimiento de gran fuerza y que ha movilizado en varias ocasiones a cientos de miles de personas; bastante más de un millón en las dos últimas diadas de 2013 y 2014.

La edad en la que Víctor Alexandre ubica a “su hijo”, 13 años, ya le supone una capacidad de razonamiento y crítica intelectual casi adultos. Aunque le falten por desarrollar determinados aspectos emocionales, algunos de los mismos, como el sentido de pertenencia, están ya muy desarrollados. Y aquí está el núcleo de su trabajo: un padre explica a su hijo el porqué de la independencia. Los motivos que conducen a su necesidad y la crítica de las posiciones –conservadoras- que se oponen a ella. Los capítulos van desarrollando los diversos asuntos. Identidad, países catalanes, historia, lengua, economía, deportes, democracia, dependencia, nacionalismo y libertad son sus diferentes secciones.

Alexandre se esfuerza, y según mi opinión lo logra, en expresarse en un lenguaje sencillo, asequible a la edad de “su hijo”, con ejemplos muy cercanos al mundo de la adolescencia, como es el de los deportes. Se nota que es un trabajo didáctico dedicado más a padres y educadores que a los propios niños. Un gran mérito de Víctor.

Quien escribe este comentario no tiene hijos, pero cree conocer el mundo de quienes los han tenido lo suficiente como para pensar que se trata de una obra oportuna y de gran interés y ayuda para transmitir a esa juventud incipiente la autoestima y asertividad necesarias para hacer frente a las distorsiones y ocultamientos de los sistemas sociales mayoritarios en los estados que nos dominan a ambas naciones. Considero que es un trabajo altamente recomendable para todos los que tienen puesta sus miradas y anhelos en la próxima independencia del Principado de Cataluña.

Enhorabona, Víctor! Zorionak!


Referencia bibliográfica

Alexandre, Víctor
Barcelona 2014
Editorial Meteora

17 octubre 2014

DERECHO A DECIDIR Y AUTODETERMINACION

Parece evidente que el llamado "derecho a decidir" es un derecho democrático, a pesar de las voces de la caverna hispana que lo niegan. También es un instrumento que puede resultar valioso para confirmar el derecho de una sociedad a su independencia política con relación a un Estado y constituirse en otro propio y distinto.

Surge un problema al tratar de definir cuál es el ámbito territorial y demográfico en el que se puede ejercer este derecho. Con relación al modo en que el Principado de Cataluña lo ha planteado como herramienta para avanzar hacia su emancipación surgen problemas en dos sentidos: hacia “arriba” y hacia “abajo”. Analicemos ambos.

Hacia “arriba”. España acepta el derecho a decidir, pero se lo reserva para ella en exclusiva. Su ámbito, definido por su famosa e intangible Constitución de 1978, va al unísono con su consideración del pueblo español único como titular de la soberanía y con la indisoluble unidad de su nación, definida como petición de principio, por las fronteras de su Estado, por sus habitantes y por su constitución formal, la de 1978. No reconoce unidades menores que sean sujetos políticos.

Hacia “abajo”. Una vez estipulado y aceptado el “derecho a decidir” como principio político, se puede convertir en recurrente. Por ejemplo: si el Principado de Cataluña pretende ejercerlo, ¿por  qué razón no lo va a poder ejercitar a su nivel, digamos, l'Ampordà? ¿O, dentro de l'Ampordà, Figueres?

La única manera de salvar este escollo de forma consistente es apelar al concepto de nación y considerarlo como la unidad territorial y humana con capacidad de ejercerlo democráticamente. No hace falta ser muy avispado ni tener profundos conocimientos de teoría política para llamar a esto por su nombre: se trata del principio de autodeterminación, del ejercicio del derecho a la libre disposición. Es decir que no se puede confundir un derecho básico, asociado a las sociedades constituidas como nación, con un instrumento político utilizable por las personas o por cualquier grupo humano en cualquier nivel de su actividad social.

Otro problema consiste en la necesidad de determinar la existencia de una nación. Su presencia se asocia muchas veces a la de un Estado que le da soporte. Es el caso de los actuales estados-nación. Definen la nación de acuerdo con su territorio, población y fronteras. Pero hay muchas naciones, como la nuestra, que no tienen un Estado propio con capacidad de dar a su pueblo las garantías asociadas al ejercicio del resto de derechos humanos, a la cohesión y estabilidad necesarias para su evolución armónica y prosperidad, al ser un sujeto en el mundo y presentarse ante el mismo con su propia personalidad.

La unidad relevante, la nación, presenta unas características de cohesión social que, si bien desvirtuadas y debilitadas en nuestro caso por la ocupación de los estados dominantes, ejercen la fuerza suficiente para poder actuar como sujeto social –pueblo- con capacidad de cualificarse políticamente y ejercer como sujeto político –nación-.

Cualesquiera otras unidades “inferiores” adolecerán de esta cohesión o supondrán la aceptación de las unidades político-administrativas creadas por los intereses derivados de la dominación. Cuando entre nosotros se plantea la consideración de tres unidades diferenciadas para ejercer el llamado “derecho a decidir”, nos encontramos con una destrucción “a priori” de la nación. La ocupación y el dominio de los estados español y francés han provocado la partición territorial, administrativa y humana entre los dos estados y en dos comunidades autónomas en el español. Pero no son tres naciones. La nación es una, sometida y troceada, pero una. Pretender utilizar los mecanismos ofrecidos por la dominación para “reconstruir la nación” es un imposible.

Ya es difícil de por sí utilizar, para reunificar nuestro país y acceder a su independencia, las instituciones surgidas de la dominación, cuanto más si tiene como origen la finalidad de separar, trocear y enfrentar entre ellas las diversas partes de la nación vasca. Aceptar la partición impuesta para nuestra aniquilación es un paso grave cuando no se tiene una idea clara del sujeto al que se pretende defender. Este sujeto es la nación surgida a la historia a través del reino –Estado- de Navarra. Mientras se siga sustentando su recorrido sobre los siete relatos heredados del aranismo seguiremos por un camino que no lleva más que al abismo.

La supervivencia y prosperidad de la nación exigen la independencia política, el Estado propio. Para lograrlo se requiere concentrar los esfuerzos sociales y políticos de manera precisa y eficaz. Mientras la base implícita (y explícita en muchas ocasiones) sea la proporcionada por las particiones impuestas tras las conquistas y ocupaciones o las presentadas por el aranismo en su renovación del planteamiento nacional, una salida con éxito es muy difícil.

La solución de esta aparente aporía debe partir de la construcción de un relato propio de nuestra sociedad, de nuestra historia, de nuestra memoria. Debe ser un relato que no se soporte sobre los relatos construidos por quienes nos mantienen subordinados Y ese relato común debe ser socializado y hecho general entre quienes se reclaman de la nación vasca, del Estado de Navarra. Sólo a partir de esta perspectiva estratégica se podrán dar pasos en los que la partición y sus instituciones impuestas podrán ser, tal vez, utilizadas de modo táctico para conseguir objetivos parciales encaminados a la independencia efectiva.

En resumen: un relato, uno, no siete ni tres, propio de nuestra historia, que soporte una memoria histórica común, constituye el puntal básico de la estrategia necesaria para acceder a nuestra emancipación. Hay quienes piensan que en Vasconia falta una estrategia adecuada para alcanzar la independencia. Pero, pregunto, ¿cómo puede construirse una estrategia adecuada si falta su primer punto, la definición del sujeto?

NOTICIAS DE NAVARRA 2014/10/18

HALA BEDI IRRATIA 144  2014/10/29

07 octubre 2014

EL IRATI, UN LUGAR PARA LA MEMORIA


el_irati_sa_portada_bakarrik

En agosto de 2011 con motivo de la publicación del trabajo de Víctor Manuel Egia Astibia “Orotz-Betelu y Olaldea, una historia industrial a orillas del Iratí” publicado por Iturralde y Nabarralde, escribí un comentario sobre el mismo bajo el título “Memoria industrial del valle del Iratí”. Ahora en el otoño de 2014, tres años después, Egia nos ha ofrecido, también de la misma mano editorial, una nueva investigación divulgativa sobre aquel entorno geográfico, pero situada en una secuencia temporal inmediatamente posterior a la del anterior trabajo. El título de la reseña podría haber sido perfectamente “Memoria industrial del valle del Iratí, 2”, ya que el nuevo libro de Egia se centra en una zona próxima a la de su anterior estudio, en una ubicación más cercana a la cabecera del río Iratí.  Sube al monte, hacia la explotación maderera y sus industrias derivadas.

Para varias generaciones de pamploneses el nombre de “El Iratí” se vio unido al de “El Plazaola”, como dos ferrocarriles de vía estrecha que unían la capital, Iruñea, con Zangotza –con un ramal hasta Agoitz- el primero y con Donostia, el segundo. El Plazaola, a pesar de su origen en la explotación minera de Plazaola en el término municipal de Berastegi, tenía como eje central el propio ferrocarril. El Iratí, por el contrario, tenía unas connotaciones extractivas e industriales mucho más complejas, de las que el tren fue una consecuencia, lógica e importante, pero algo derivado de otras formas de actividad económica. De sus 260 páginas, sólo 30 aproximadamente están dedicadas al ferrocarril.

La nueva obra de Víctor Manuel Egia lleva en su título el nombre de una persona, Domingo Elizondo y Cajén (Aribe 1848 - Iruñea 1929), promotor y creador de El Iratí S.A. Domingo Elizondo, a pesar de pertenecer, como dice el autor, a una familia moderadamente acomodada emigró, casi adolescente, a Buenos Aires. Trabajó mucho y tuvo suerte. Con cuarenta años volvió a su tierra con dinero suficiente para llevar una vida cómoda el resto de su existencia. Domingo no parece que fuera una persona capaz de permanecer ocioso en su casa y sestear al cobijo de sus rentas. Y decidió invertir su capital en el desarrollo del valle del Iratí, explotando de modo racional y complementario su riqueza maderera y la energía extraída de sus cauces fluviales. El primer capítulo del trabajo de Egia es una breve y excelente exposición del contexto social y económico de la Alta Navarra en aquella época.

El cuerpo principal del trabajo constituye una magnifica descripción de la explotación maderera de la selva del Iratí. Incluye, por supuesto, los sistemas de extracción y transporte de los troncos desde los bosques a los lugares de transformación. La exposición de los diversos oficios asociados a las explotaciones e industrias anejas, muchos de ellos pertenecen ya al campo de la etnografía, está estupendamente documentada. Entre los oficios, ocupan un lugar destacado los que se relacionan con la extracción y transporte de la madera. En este sentido resulta de gran interés la información sobre el uso de ríos y embalses para el almacenamiento de los troncos, la utilización de almadías y, sobre todo, las difíciles y arriesgadas tareas relacionadas con su guía por los diversos cauces.

También se relatan las industrias a que dio lugar esta explotación, sobre todo químicas. Queda muy bien reflejada la adaptación tecnológica a los últimos avances de la época en que se desarrollaron el conjunto de factorías. La construcción de presas y embalses, incluido el pantano de Irabia tenía una doble utilidad: por una parte, el suministro de energía eléctrica para usos industriales (factorías químicas, ferrocarril etc.) y domésticos y, por otra, la regulación del transporte de los troncos por el cauce fluvial hacia su destino.

Me parece un acierto la reflexión final que incorpora V. M. Egia sobre “El Iratí, un lugar de memoria”, en el que se incluye la revisión del propio concepto de “lugar de memoria” de la mano de uno de sus creadores, el historiador francés Pierre Nora. Dado el conjunto paisajístico “natural” e industrial que lo constituye, pienso que El Iratí conforma, además, un “paisaje cultural” de gran importancia en la Navarra pirenaica.

“El Iratí”, al igual que su anterior trabajo, se lee de un tirón. Está bien escrito, es didáctico y resulta muy ameno.

El libro se abre con un breve e ilustrativo prólogo del catedrático de Paleontología en la UPV Humberto Astibia Aierra. Concluye, además de con una completa bibliografía, con un Índice Cronológico de gran ayuda para la ubicación en el tiempo y contexto histórico de las personas y hechos relatados. Al igual que en “Orotz-Betelu” el material gráfico, fotográfico sobre todo, es de primer orden y sirve de gran ayuda para entender el conjunto de los temas que abarca la obra.

Referencia bibliográfica

Egia Astibia, Victor Manuel.
Pamplona-Iruñea 2014. Nabarralde.


06 octubre 2014

2016: UNA OPORTUNIDAD PARA LA CULTURA VASCA

A poco más de un año de distancia de que Donostia se convierta en capital europea de la cultura, la sociedad Motako Gaztelua y Nabarralde han organizado una mesa redonda (en el Museo San Telmo) con el título “Donostia, Europako hiriburu euskaldunena”.

Efectivamente, Donostia es la ciudad que tiene el mayor número de vascoparlantes de Europa (y del mundo). Cuestión que no es baladí, sobre todo cuando se erige, como punto de mira, en “capital europea de la cultura”. Sería lógico que las propuestas que se barajasen tuvieran al euskera y a la cultura vasca como eje de sus actividades. Desgraciadamente no es así y esa carencia centró la mesa redonda, con la participación de Joxe Manuel Odriozola y Pako Aristi –dos destacados intelectuales del país- para debatir sobre la situación que determina esta notable incongruencia. Se trataba de alcanzar una perspectiva más amplia, siempre desde la situación conflictiva que supone poseer una cultura minorizada, sin Estado propio y sometida a uno adversario que trabaja en su contra. Se incorporó a la mesa la escritora Patricia Gabancho, desde su posición catalana.

Tras la intervención de los ponentes se estableció un debate entre ellos, al que siguieron algunas preguntas del público presente.

Joxe Manuel Odriozola planteó la distinción entre cultura nacional y cultura étnica. La cultura nacional tiene como apoyo un Estado. Una cultura sin Estado se mantiene como étnica y su lengua cede terreno ante la del ocupante, que termina imponiéndose y sustituyendo a la propia. En este sentido, en el caso vasco no puede hablarse de cultura nacional. No es nacional en su territorio. La sociedad vasca actual no funciona en euskera y responde a lo que el ponente definió un “modo subordinado de socialización”. Sus manifestaciones, teatro, música, bertsolarismo, etc., son expresiones secundarias y supeditadas a las dominantes hispano-francesas.

Ya en el coloquio, citó la definición de cultura que daba Koldo Mitxelena como todo lo referente a las costumbres de vida, trabajo y relaciones entre las personas que conforman una sociedad. Las manifestaciones artísticas, científicas y técnicas son, evidentemente, cultura; pero no constituyen su elemento básico. No representan su corpus central ni garantizan la supervivencia de un pueblo. Citó el caso de Occitania, con un premio Nóbel de literatura –Frédéric Mistral-, en el que la situación lingüística está en fase práctica de extinción: conseguir un premio Nobel no es garantía de supervivencia lingüística ni cultural.

Odriozola destacó que Riga, Letonia, es la capital europea de la cultura de 2014. Claro está que se trata de la capital de un Estado y tiene control sobre su propia cultura a pesar de la fortísima rusificación sufrida durante la etapa soviética. Desde el restablecimiento de la independencia en 1989 esta sociedad ha forzado la recuperación lingüística del letón y ha tratado de implicar a los rusófonos en su programa cultural.

Normalmente las naciones minorizadas son débiles y disponen de escasa capacidad de respuesta frente a los embates de los estados uniformizadores. Son los casos de Bretaña y Galicia. Cataluña en cambio si ha tenido una gran capacidad de reacción y recuperación, pero ha estado unido a un progresivo proceso político de gran radicalidad democrática.

Patricia Gabancho, que nunca había estado en Donostia anteriormente, quedó extrañada, dijo para comenzar, de que en sus recorridos urbanos no hubiera encontrado referencias a la lengua ni a la cultura o a la historia propias. Dejaba entrever que una ciudad con esta carencia comenzaba con mal pie su andadura como “capital europea de la cultura”.

En cuanto a su propio país, se preguntó si se puede ser catalán sin hablar su lengua. No existe sociedad sin identidad y la identidad catalana tiene como tronco central su idioma. Por eso la actual ofensiva de acoso y derribo del Estado español contra el catalán en el País Valenciano, Islas y Franja del Ponent es un ataque directo a la propia nación.

Gabancho resumió las fases de recuperación de la personalidad catalana tras la derrota de 1714: económica, a finales del XVIII con la Junta de Comercio; lingüística y de dignidad y autoestima, con la Renaixença en el XIX; y política, con el catalanismo del siglo XX.

Expuso las razones por las que el actual proyecto político autonomista no puede cumplir sus objetivos en términos lingüísticos y de identidad, pero tampoco en los relacionados con infraestructuras y economía en general. Los catalanes no pueden ser una sociedad normalizada, no pueden hacer una vida ‘normal’ en España.

En el coloquio Patricia Gabancho planteó que el bilingüismo lleva a la biculturalidad y que, curiosamente, los escritores de Cataluña adscritos a la cultura española se posicionan en contra del actual proceso hacia la independencia catalana. Por el contrario, resaltó la importancia que en el momento actual está teniendo dicho proceso, un proyecto colectivo, sobre la reactivación de la lengua propia.

Pako Aristi reflexionó sobre las muchas cosas que se pueden hacer hoy en Euskal Herria, nación sin Estado propio, en el campo cultural. Consideró que la cultura vasca para existir exige tres condiciones: lengua, territorialidad y la existencia de una comunidad cultural. Frente a ello, a lo largo de siglos se ha provocado la fragmentación institucional del territorio y la sustitución lingüística.

Para revertir este proceso y acceder a una recuperación lingüística y cultural, planteó tres requisitos: el primero, amor a la lengua, a la cultura, al país; el segundo, la fuerza para defenderlo con cohesión; y el tercero, la inteligencia necesaria para formalizarlas.

En paralelo con lo expuesto por Odriozola habló del caso letón y de la labor desarrollada por la Unión de Escritores de Letonia; pero, sobre todo, del papel de la independencia política, de la finalización del proceso de rusificación y del respaldo al conocimiento obligatorio del letón. Con este objetivo se impuso el conocimiento del letón como condición para el acceso a la ciudadanía, con la exigencia de determinados plazos para acceder al mismo. Todo ello con la participación de la propia sociedad letona. Sobre esta cuestión, expuso también las políticas de memoria llevadas a efecto, como es el caso del “Museo de la Ocupación”, en el que se presentan las barbaridades practicadas durante la etapa de dominación rusa.

Presentó también el caso Noruego frente a las políticas, primero danesa y posteriormente sueca, de sustitución lingüística. Aristi afirmó que frente a más ocupación se reacciona con una mayor radicalidad lingüística.

También en el coloquio recalcó la necesidad de la independencia como factor fundamental de normalización lingüística y cultural, citó a Txillardegi –“con Estado propio quizás se salve el euskera, pero sin Estado está condenado a desaparecer”- y al caso citado por Odriozola sobre el Nóbel de 1904 a Mistral añadió el de Rabindranath Tagore en 1913, como únicos caso de premio Nóbel a lenguas no oficiales de ningún Estado: el occitano y el bengalí respectivamente.



12 septiembre 2014

BARCELONA, 11 SEPTIEMBRE 2014, DIADA CATALANA

Son las 18:30. En Barcelona luce todavía el sol que ha presidido durante todo el día la conmemoración del 300 aniversario de la derrota y ocupación de Barcelona a manos de las tropas españolas del rey Felipe V de Borbón.

La concentración convocada por la ANC y Omnium, incontable, multitudinaria, ha concluido, como no podía ser menos, con el canto del himno nacional, Els Segadors. Lo entonaba el Orfeó Català, retransmitido por megafonia, y coreado por todos los reunidos que formaban la inmensa "V" prevista.

Impresiona el hecho de participar desde dentro como un diminuto átomo en un cuerpo invisible en su conjunto, pero perfectamente diseñado para su impacto global: la inmensa V de Victoria de un pueblo, de una nación, que exige su presencia en el mundo como sujeto político, como Estado independiente.

Si las dos Diadas anteriores la presión popular decantó hacia la independencia su objetivo con tenacidad, a pesar de los muchos intentos por desviar el objetivo hacia logros parciales, la de 2014 no deja lugar a ambigüedades. La exigencia de esta ocasión, clara, unánime, es la independencia.

No puedo decir en este momento una cifra de participantes, pero sí puedo afirmar que el tramo 47, el que teníamos asignado quienes íbamos en nuestro grupo, desde el Tarragonès, estaba a rebosar. La longitud de una manzana de l'Eixample (casi 100 metros) por cinco filas (amarillo, rojo, amarillo, rojo, amarillo), de cuatro personas cada una, hacen 20 personas por línea. Con cuatro líneas por metro darían 6.000 personas en el tramo. En 100 tramos serían 600.000... Pero había mucha más gente que la "organizada". La "organizada" ocupaba sólo el centro de la Gran Vía mientras que los laterales estaban llenos de personas no "apuntadas". ¿Cuántos podía haber en esa sección? ¿10.000, 12.000? Tal vez más.

En cualquier caso, ante un despliegue de fuerza social y un ambiente completamente entregado a la independencia como objetivo inmediato, es imprescindible la cualificación política de la movilización. No puede haber más ambigüedades. La independencia es la siguiente estación, el próximo y decisivo paso democrático.

Los catalanes lo tienen al alcance de la mano. Si no desfallecen, si mantienen tensa la cuerda y siguen un camino de desobediencia o de cualquier otra forma de ruptura con la legalidad española, podrán alcanzar su meta, porque demuestran una legitimidad democrática plena.

En ello están y les deseamos acierto en los momentos conflictivos inmediatos. Este texto está escrito en el autobús de vuelta desde Barcelona a Altafulla y es una crónica de urgencia. Después vendrán otras valoraciones y análisis.

Visca Catalunya lliure!

16 agosto 2014

ZILEGITASUNIK GABEKO LEGERIAK

Labur aritu nahi dut. Hau gogoeta bat da, atzerrian aitortu gabeko kontuak zituela-eta Jordi Pujoli eginiko kritika zorrotzen gainean egina. Testu honen xedea ez da Jordi Pujolen alde egitea; mendean gaituzten parametro linguistiko eta ideologikoen inguruko gogoeta bat da, besterik gabe. Ez dut Pujol zuritzeko asmorik, atzerrian zituen diruak ogasun publikoari aitortu ez zizkiola eta. Kontzeptu biek hein batean barnean zer hartzen duten azaldu baino ez dut egingo.

Hasteko eta behin, ogasun publikoa. Arrotza zaion Estatu baten mende dagoen nazio batek ez du ogasun publikorik. Eta Estatu hori, arrotza bakarrik ez: oroz gain, arerioa zaio —zerga espoliazioari erreparatu besterik ez dago; inperioko agenteen neurriek ere erakusten dute; besteak beste, Montoro eta konpainiaren neurriek—. Ogasunak izen hori eramatekotan, nazioak Estatu propioa eduki beharko luke, eta Ogasun bat bere zerbitzura. Espainiako Ogasunari ez pagatzea, hortaz, ogasun publikoari iruzur egitea ote, Kataluniak ez badu ogasun propiorik?

Bigarrenik, zer da atzerria delako hori? Nire ustetan, Kataluniari dagokionez askozaz atzerritarragoa da Espainia, Andorra baino. Parametro nazionaletatik begiratzen badugu, Kataluniarentzat eta gure herrialdearentzat, Espainiako Estatua da benetako atzerritarra eta espoliatzailea. Zilegitasun propioaren aldetik, delitua al da haiei ez pagatzea?

Badugu adibide bat, gertukoa espazioari dagokionez eta ez hain urrunekoa denborari dagokionez: intsumisoak. Espainiako armadari intsumiso agertzea Espainiako gizarteari iruzur egiteko era bat zen. Armada zerbitzatzea beti hartu izan da gizartea zerbitzatzearen parekotzat; hura zerbitzatzeari uko egitea hari iruzur egiteko era bat zen. Norbaitek erantzun diezadake esanez gure intsumisoak, edo katalanak, beren gizartearekiko guztiz solidarioak zirela eta denetariko lan sozialak egiten zituztela. Bada, ados nago horrekin. Baina ez zuten zerbitzatzen armada atzerritar bat gerra eginkizunekin.

Zein printzipiori jarraikiz hitz egin daiteke iruzurrari buruz bakarrik diruaren zentzuan hitz egiten denean, ez bada «diruaren zentzu gurgarriaren» printzipioari jarraikiz, zeinari buruz Ramiro Maeztu arabarrak —arabar faxistak— hitz egiten baitzuen? Adiera hori bere-berea du zibilizazio judu-kristauak, zeinetan hezi garen, eta harekin zerikusia duen oro balioesten du, neurriz gain. Sexualitatearekin ere antzeko zerbait gertatzen da, baina hori beste kontu bat da.

Ezer gutxi dakit Pujolek frankismoaren garaian —baita haren erregimenak preso zuela ere— eta ondoren Kataluniaren alde egin zituen sakrifizio pertsonal eta ekonomikoen kostu pertsonalari buruz, baina, nire ustez, horren diru balioa ez litzateke hutsala izango, dezente handia baizik. Espainiako Ogasun publikoak ez du sekula ere aitortuko kostu horren balioa. Aitzitik, kostu hori gehitu egingo lioke, ahalko balu, berekiko dituen obligazio ekonomikoen zorrari.

Testu honen asmoa ez da Jordi Pujol errugabetzat jotzea, baizik eta gogoeta egitea mendekotasunaren testuinguru politikoak markatzen dizkigun irizpideei buruz. Jakin al dezakegu Pujolek eta haren familiak berdin jokatu izango zuketen Estatu katalan independente batean? Nire iritziz, egin dizkioten kritika gehienak, izan Kataluniatik zein beste toki batzuetatik, abiaburu dute «Espainiaren batasuna» delako aldez aurretiko ustea, eta ongiaren eta gaizkiaren gainetik funtzionatzen duen «Espainiako Estatu» baten existentziarena, zeinak herritar guztiei berdin ematen baitie zerbitzua. Premisa faltsua, argi eta garbi.

Arazo nagusia da bai Jordi Pujol eta bai, oro har, Kataluniako Printzerriko politika mundua azalduriko premisen barruan mugitzen direla. Uste dute Espainiako Ogasunari ez pagatzea, espoliatzen eta lapurtzen dieten horri ez pagatzea, iruzur delitua dela. Uste dute, gainera, Andorra, hizkuntza ofizialtzat katalana duen Estatu bat, Espainia baino atzerritarragoa dela. Lehendabiziko emantzipazioa mentala da.

28 julio 2014

LEGALIDADES ILEGITIMAS

Quiero ser muy breve. Se trata de reflexionar sobre las acerbas críticas a Jordi Pujol por sus cuentas no declaradas en el “extranjero”. Este texto no es una defensa de Jordi Pujol; es, sencillamente, una reflexión sobre los parámetros lingüísticos e ideológicos a los que estamos sometidos. No pretendo justificar a Pujol por no declarar a la “hacienda pública” sus dineros en el “extranjero”. Me limito a comentar una parte de lo que se incluye en ambos conceptos.

En primer lugar, “hacienda pública”. Una nación sometida a un Estado que no sólo le es ajeno sino, sobre todo, enemigo (basta con constatar el expolio fiscal reconocido incluso por las medidas de los agentes imperiales como Montoro y compañía) no tiene “hacienda pública”. Para ser una Hacienda con ese nombre la nación debería tener su propio Estado y una Hacienda a su servicio. No pagar a la Hacienda española ¿equivale a defraudar a la “hacienda pública” cuando Cataluña no tiene una “hacienda propia”?

En segundo, ¿qué es eso del “extranjero”? En mi opinión es mucho más extranjero, con relación a Cataluña, España que Andorra. Si nos movemos dentro de unos parámetros nacionales, para Cataluña y para nuestro país, el auténtico “extranjero” y expoliador es el Estado español. Desde el punto de vista de la legitimidad propia, ¿es un delito no pagarles?

Tenemos un ejemplo próximo, en el espacio y no tan lejano en el tiempo. Los insumisos. El ser “insumiso” al ejército español era una forma de “fraude” a la “sociedad española”. El servicio al ejército siempre ha sido considerado como un servicio a la “sociedad”. Negarse a hacerlo era una forma de “defraudarla”. Se me puede contestar diciendo que nuestros insumisos, o los catalanes, eran personas perfectamente solidarias con su sociedad y que realizaban todo tipo de tareas “sociales”. Y estoy de acuerdo. Pero no servían a un ejército extranjero con funciones bélicas.

¿En virtud de qué principio, como no sea el del “sentido reverencial del dinero” del que hablaba el alavés, fascista por otra parte, Ramiro de Maeztu, se puede hablar de fraude sólo cuando se habla en sentido monetario? Esa acepción es muy propia de la civilización judeocristiana en la que nos hemos educado y corresponde a una sobrevaloración de todo lo relacionado con el mismo. Algo parecido ocurre con la sexualidad, aunque ese sea otro asunto.

El coste personal de los sacrificios personales y económicos que Pujol haya podido hacer por Cataluña, en la etapa del franquismo, incluso encarcelado por su régimen, y posteriormente me resulta en gran parte desconocido, pero supongo que si se le asignara un valor monetario no sería nulo, sino bastante elevado. La Hacienda “pública” española no lo va a reconocer nunca. Incluso lo añadirían, si pudieran, al “debe” que suponen sus “obligaciones” económicas con ella misma.

Este texto no pretende ser un exculpatorio de Jordi Pujol, sino una reflexión sobre los criterios que nos marca un contexto político de subordinación. ¿Podemos saber si en un Estado catalán independiente Pujol y su familia habrían obrado de la misma manera? Creo que la mayor parte de las críticas que han surgido, tanto desde Cataluña como desde otras partes, parten de ese supuesto previo que es la “unidad de España” y la existencia de un “Estado español” que funciona por encima del bien y del mal y que da servicio a todos sus “ciudadanos” de forma equitativa. Premisa falsa a todas luces.

El principal problema es que tanto Jordi Pujol como, en general, el mundo político que se presenta en el Principado de Cataluña, se mueve dentro de las premisas denunciadas. Piensan que no pagar a la Hacienda española, una hacienda que les expolia y roba, es un delito de fraude. Creen, también, que Andorra, un Estado cuya lengua oficial es el catalán, es más “extranjero” que España. La primera emancipación es la mental.

NOTICIAS DE NAVARRA 2014/07/31

DEIA 2014/08/02

14 julio 2014

NESTOR


Néstor, que a todos superaba en el consejo…

¡Vigilad así, hijos míos! No sea que alguno se deje vencer del sueño y demos ocasión para que el enemigo se regocije. (Néstor)

ILÍADA

Se nos ha ido, a los noventa años, uno de los grandes del arte vasco del siglo XX. Al tener noticia de su muerte he recordado al Nestor clásico, el de la Ilíada y la Odisea. El narrado por el aedo Homero. En ambas epopeyas, el personaje presentado por Homero aparece siempre como el consejero experto y equilibrado, la persona de experiencia a la que todos atienden y siguen sus juicios y que, cuando no lo hacen, pronto se percatan de su error. Tal fue el caso de Agamenón al privar a Aquiles de Briseida, del que presto tuvo que retractarse para deshacer la cólera y lograr su reincorporación a las huestes aqueas frente a Troya.

Nuestro Nestor, Basterretxea, ha fallecido hoy. Amigo de Jorge Oteiza con el que colaboró en tantos proyectos, fue uno de los parteros de la gran renovación artística iniciada entre nosotros en la segunda mitad del siglo pasado. También nuestro Nestor ejerció, como el clásico descrito por Homero, la labor asesora, aconsejante, a quienes, más jóvenes, se acercaban al magisterio de su experiencia.

Este breve recuerdo no pretende hacer una exposición de sus méritos en el campo de las artes plásticas. Otros, expertos, lo pueden hacer con mucha mayor capacidad. Intento recomponer el compromiso militante que siempre mantuvo Nestor con su patria. Es hora de abandonar complejos y de valorar el patriotismo como una virtud cívica de primera magnitud, sobre todo en una tesitura como la nuestra. Vivimos en una situación no democrática. Una  nación que no disfruta del estatus normal del que gozan otras de su entorno. Una nación sometida a dos estados que, en la práctica, actúan como enemigos.

En contextos normales, el Estado es una herramienta de construcción social. Provee las instancias básicas para la convivencia de las personas y grupos bajo su control. Ofrece educación, cultura, sanidad, infraestructuras de todo tipo. Promueve el valor y uso de la lengua o lenguas que se hablan en su territorio. Tiene la capacidad de hacerlo visible en el concierto internacional.

Nuestro caso es, precisamente, el contrario. Nuestra lengua y cultura habrían desparecido si tal cuestión dependiera de los estados a los que estamos subordinados. Nuestra presencia internacional es irrisoria. Algo, poco, se salva de esta persecución gracias a los sistemas de convenio y concierto económico con el Estado español, mantenidos a duras penas y que navegan en mares cada vez más procelosos.

Nestor fue un incorruptible. Siempre estuvo con la gente de su pueblo, siempre se sintió incorporado en ese anhelo de recuperación de Navarra como el Estado de todos los vascos. Siempre se definió como un “navarro de Bermeo”. Sirvan estas líneas como un pequeño homenaje desde Nabarralde a una persona, un artista, que participaba de su mensaje y que, con su esfuerzo personal y artístico, siempre lo apoyó de forma incondicional y desinteresada.

NOTICIAS DE GIPUZKOA 2014/07/15 

NOTICIAS DE NAVARRA 2014/07/15

12 julio 2014

INDEPENDENCIA Y RELATO

El pasado sólo está fijado definitivamente cuando no hay porvenir

Raymond Aron
Dimensions de la conscience historique


En 2012 se produjo entre nosotros un importante debate, un «combate por la historia» en el sentido que utilizó Lucien Febvre en su libro así titulado. Se refería a los acontecimientos de la etapa 1512-1530 ocurridos en la parte sudpirenáica del reino de Navarra, independiente hasta entonces. Este ‘combate’ se expresó entonces en dos aspectos del mismo problema.

Por un lado, el hecho de que la historia se escribe siempre desde el presente; son los intereses políticos y sociales actuales los que buscan e interpretan lo sucedido en el pasado para reafirmar sus posiciones. En su libro Histoire et mémoire, Jacques Le Goff indica:

“La idea de que la historia está dominada por el presente descansa ampliamente sobre una frase célebre de Benedetto Croce que afirmaba que ‘toda historia es historia contemporánea’. Croce entiende aquí que ‘por muy alejados en el tiempo que parezcan los acontecimientos que cuenta, la historia en realidad se relaciona con las necesidades presentes y con las situaciones presentes en las que resuenan esos acontecimientos”

Por otro, se encuentra la capacidad de realizar un relato coherente, no sólo de esos hechos sino el conjunto de la historia de la sociedad que los sufrió. En ese combate, evidentemente intelectual, quedó muy claro que vencieron quienes planteaban lo sucedido como una conquista violenta, seguida de una ocupación militar y una subordinación política posterior. Perdieron quienes proponían la tesis de “conquista ‘beneficiosa’ para una Navarra desgarrada y en vías de disolución”, cuestión que se demostró falsa de arriba abajo. Se ganó una batalla, pero la guerra continúa. Quienes la perdieron entonces cuentan, sobre todo, con el apoyo incondicional del poder político del Estado español.

En ambos aspectos, resumidos en la construcción del relato desde la inmediatez e intereses del presente, se encuentra, entre bambalinas, el conflicto por la hegemonía social y política hoy. En la obra ya citada, Le Goff escribe también:

“La memoria colectiva ha sido una apuesta importante en la lucha de fuerzas sociales por el poder. Convertirse en amo de la memoria y del olvido es una de las grandes preocupaciones de las clases, de los grupos, de los individuos que han dominado y dominan las sociedades históricas. Los olvidos, los silencios de la historia son reveladores de estos mecanismos de manipulación de la memoria colectiva”

El que tiene la capacidad de “convertirse en amo de la memoria y del olvido” es quien escribirá el relato de lo que la sociedad correspondiente va a apreciar que sucedió. Y esta percepción, como afirman Berger y Luckmann en su obra “La construcción social de la realidad”, tiene los mismos efectos reales sobre su capacidad de acción que si las cosas hubieran acontecido de otro modo.

En los diversos relatos que permanecen vigentes en nuestra sociedad sobre la memoria e historia de Navarra, todos menos uno responden al modelo “oriental” tal lo como describió Edward Said en su libro “Orientalismo”, es decir al construido a su medida por el propio conquistador y dominante, los imperios español y francés, en este caso. En ellos Navarra aparece como una construcción forjada desde la perspectiva imperial. Este relato responde a sus intereses y dominio. Si nuestra sociedad, hoy, no tiene la capacidad de construir un relato propio, en el que Navarra aparezca como sujeto histórico y político diferenciado, “el Estado vasco” como dice Mikel Sorauren, y no como una simple provincia española más, o como otro de los siete “herrialdes” de Euskal Herria, será muy difícil avanzar hacia nuestra emancipación.

El problema principal radica en que la mayor parte de las opciones políticas que se presentan entre nosotros aceptan, tanto desde el punto de vista de población como del territorial, el relato que nos han construido desde la dominación. Aceptan sin crítica las organizaciones territoriales y humanas impuestas por quienes nos quieren tener subordinados. Mientras el relato de la realidad humana y territorial de nuestro pueblo se siga planteando con base a lo que nos han fabricado, los elementos de base para una política liberadora serán débiles y la ventaja de quienes nos dominan seguirá aumentando.

La emancipación nacional, opino, debe pasar necesariamente por uno, o varios, puntos de ruptura con las legalidades impuestas por la dominación. El primer punto de ruptura consiste en el establecimiento de nuestro propio relato y la crítica y superación de los impuestos. El segundo, debe conducir a la definición de nuestro propio sujeto político, con base precisamente, en ese relato. A partir de ambas premisas, que son en realidad la misma, los elementos de ruptura consiguientes se podrán precisar y alcanzar con mayor claridad. La construcción de un relato propio, coherente, permitirá la definición de un sujeto constituido políticamente, autodeterminado, en un largo proceso histórico, aunque interrumpido por sucesivos actos de conquista y ocupación de partes del mismo por sus voraces vecinos. Este sujeto, pensamos algunos, es el único que puede dar sentido al ejercicio del derecho a la libre disposición del pueblo vasco.

Con estas bases, la estrategia, y el consiguiente debate sobre el proceso, se articulará sin los equívocos actuales: la CAV por un lado, la CFN, por otro, Iparralde, no sabe no contesta…, y se podrán obtener consensos estables y efectivos que permitan ver luz al fondo del túnel y consolidar logros efectivos en el camino a la normalización, a la democracia, o lo que es lo mismo, a la independencia.

NOTICIAS DE NAVARRA 2014/07/15

DEIA 2014/07/18

30 junio 2014

NAVARRA ORIENTAL

Inglaterra conoce Egipto, Egipto es lo que Inglaterra conoce; Inglaterra sabe que Egipto no es capaz de tener autogobierno, Inglaterra confirma que, al ocupar Egipto, Egipto es para los egipcios lo que Inglaterra ha ocupado y ahora gobierna; la ocupación extranjera se convierte, pues, en ‘el fundamento principal’ de la civilización egipcia contemporánea: Egipto necesita –de hecho, exige- la ocupación británica.

Edward W. Said
Orientalismo

Hay una línea de pensamiento que se inicia en el primer tercio del siglo XX con Víctor Pradera y que tiene en la actualidad a Jaime I. del Burgo como principal adalid que afirma con contundencia la vocación española de Navarra. El “ser” de Navarra lleva implícita la españolidad desde sus orígenes históricos en la Alta Edad Media. Su principal valedor histórico fue Claudio Sánchez Albornoz.

Otros piensan que Navarra fue un reino hispano medieval independiente, sí, y que fue ocupado militarmente por Castilla en 1512, también, pero que supo sacar provecho de la “incorporación” que siguió a la conquista y dominio. Que se mantuvo “reino de por sí” dentro de la monarquía española, hasta que por necesidades de la “modernidad” cedió mediante una ley “paccionada” en 1841 su estatus de reino y pasó a ser una provincia, “foral” por supuesto, más de la “nación española”. Juan Cruz Alli y una gran parte del pensamiento conocido como “navarrismo”, avala esta tesis.

El pensamiento carlista aceptó parte de esta teoría, pero consideró como una injusticia “no pactada” la ley de 1841 y pretendió siempre un retorno al estatus foral anterior al Convenio de Bergara de 1839, acontecido tras la derrota de la guerra de los Siete Años. Hacía extensivo este planteamiento a la situación foral de las tres Provincias Vascongadas.

Cuando en el siglo XIX surgen las reivindicaciones nacionales modernas también se expresaron en nuestro entorno. En primer lugar, consistió en la reivindicación histórica y cultural de una Navarra independiente, vasca de lengua y cultura. Fue la Asociación Eúskara de Navarra y no tuvo ninguna concreción política. En este contexto, tuvo mucho más éxito político el movimiento creado por los hermanos Arana Goiri, padres del nacionalismo vasco moderno. En su perspectiva, Navarra era uno de los siete territorios constitutivos de Euzkadi. Todos ellos con una soberanía originaria que fue cedida, mediante pactos, a Castilla en diversas etapas. Estos pactos formaban la base del “Sistema Foral Vasco”.

Hoy en día estamos en condiciones de plantear la realidad histórica de Navarra como el Estado de los vascos. La máxima estructura política que el pueblo vasco ha construido a lo largo de su historia ha sido el reino de Navarra. A través del mismo se forjó su nacionalización, sobre todo durante la Baja Edad Media y el comienzo de la Moderna. Las sucesivas conquistas y minoraciones sufridas han conducido a la actual realidad de una nación, Euskal Herria desde el punto de vista lingüístico y cultural, troceada y desgarrada desde el político. Las fechas que marcan este proceso son: 1200, en la que los territorios occidentales pasaron a manos de Castilla; la de 1512, en la que fue conquistada la Alta Navarra y la de 1620, en la que, a manos de la monarquía francesa, se perdió cualquier resto de soberanía.

Este punto de vista no concibe nuestro país como la suma de “siete provincias”, lo percibe como un conjunto lingüístico y cultural, pero, sobre todo político, vertebrado en torno al Estado de Navarra. Navarra es la denominación política de ese conjunto humano y territorial conocido desde su pertenencia al Imperio Romano como Vasconia. No son siete realidades, es una. Menguada, troceada y enfrentada internamente por los dos imperialismos que históricamente la han ambicionado y terminado por repartirse.

De modo semejante a como Aristóteles afirma, en su Metafísica, que “el ser se dice (o mejor, se entiende) de muchas maneras” nos encontramos con que también “Navarra se entiende de muchas maneras”. Aquí se han expuesto cinco. De ellas, en cuatro se presenta Navarra como lo que es en la actualidad la Comunidad Foral, antes provincia, de Navarra. Es decir que en las cuatro primeras se acepta que Navarra es (el “ser” que diría el estagirita) lo definido y determinado por los imperialismos que la han dominado a lo largo de la historia. Por eso, además de la Comunidad Foral española, tenemos una folklorizada “Basse Navarre” dentro del departamento francés de Pyrénées-Atlantiques.

Si en el texto de E. Said, citado al comienzo, sustituimos “Egipto” por “Navarra” e “Inglaterra” por “España” podemos hacer una reflexión interesante. En efecto: “España conoce Navarra. Navarra es lo que España conoce”. Esto es algo que se percibe con claridad en los cuatro primeros planteamientos. En todos ellos, Navarra es lo que España define como “Navarra”. Es el mismo proceso que denuncia Said en su libro “Orientalismo”. Oriente es un concepto creado por los intereses imperialistas occidentales para moldear los pueblos, países y estados sometidos, de forma que vean su dominación como algo “natural” y que la acepten de buen grado.

Si seguimos, siempre con E. Said: “la ocupación extranjera se convierte, pues, en ‘el fundamento principal’ de la civilización navarra contemporánea”. Hemos rizado el rizo y ya es la propia ocupación la que se erige como legitimadora de la existencia actual de Navarra.

Siempre que se acepte, con la conocida tautología de Del Burgo, que “Navarra es Navarra”, es decir la CFN, se está aceptando el modelo “orientalista”. El modelo de subordinación generado desde España y Francia. Desde su interior es prácticamente imposible alcanzar nuestra emancipación. Para evitarlo tienen preparadas todas, ¡todas!, las trampas legales, paralegales, ilegales; así como cualquier tipo de violencia: simbólica, amenazante o positiva, para evitarlo.

Mientras Oriente siga aceptando su constitución como una construcción del imperialismo occidental y reflejo necesario del mismo, seguirá siendo incapaz de hacer que sus pueblos, sus naciones y sus estados se emancipen según una lógica propia. La lógica de la libertad no impuesta.

Del mismo modo, mientras sigamos percibiendo Navarra como una simple provincia (o comunidad autónoma, tanto da) de España, creada y construida por ella, nuestras posibilidades de emancipación serán muy escasas. Mientras se siga considerando la provincia de Navarra como un “herrialde” más y al resto de “territorios” como otros “herrialdes” definidos según la lógica imperial de España y de Francia, es muy difícil que madure un proceso liberador. Tampoco se podrá tener claro el “sujeto” del evidente “derecho a decidir”. 

La primera condición de libertad es la capacidad de construir un relato propio. Si se acepta el construido por los ocupantes nunca saldremos de la tela de araña en la que nos han envuelto. La “Navarra Oriental” no es Roncal ni tampoco la Alta Navarra de Euskal Herria. Es la Navarra despistada, incapaz de establecer su memoria y relato y, por lo mismo, de emanciparse.

NOTICIAS DE NAVARRA 2014/07/03

DEIA 2014/07/14

04 junio 2014

NOAIN 2014, TIEMPO DE INDEPENDENCIA

En nuestro entorno más próximo hay dos procesos en marcha cuyo objetivo manifiesto es la independencia política de sendas naciones europeas: el Principado de Cataluña y Escocia. La conmemoración, un año más, de la batalla de Noain, en la que el reino de Navarra vio arrebatada la independencia de su parte territorial y demográfica más importante a manos del incipiente imperio español, es un momento oportuno para reflexionar sobre la falta de un proceso similar en Navarra; es decir, una vía orientada a la consecución de su independencia, a la recuperación de su Estado histórico.

Afirmaba Stendhal que “los pueblos no tienen nunca más que el grado de libertad que su audacia conquista sobre el miedo”.y en nuestro país, nuestra nación, parece que el miedo se impone sobre la audacia. El miedo en forma de  no querer llamar a las cosas por su nombre y disimular la radical y democrática reivindicación de independencia tras otras denominaciones más tibias, en el mejor de los casos, o detrás de ninguna en el peor.

Si no tenemos la audacia de reconocernos como sujeto y de fijarnos como principal objetivo político su consecución en forma de Estado propio, nadie nos lo va a reconocer por nuestros ancestros paleolíticos que tan maravillosamente pintaron Altxerri y Ekain, ni por la existencia durante un milenio de un reino independiente que “asombrará al mundo”, ni por la pervivencia de una lengua preindoeuropea sin parientes próximos conocidos. Nada de ello nos servirá, por sí solo, para garantizar nuestra presencia efectiva en el mundo.

La única garantía radica en nuestra voluntad política, en nuestra audacia, en nuestra capacidad de anteponer una perspectiva nacional a las miopes visiones partidistas, en el diseño de una estrategia que sea capaz de hacer frente eficaz y eficientemente a las políticas asimilacionistas y destructivas, formas ya calificadas desde mucho tiempo atrás como imperialistas. Los estados español y francés tienen como objetivo nuestra desaparición del mapa como sociedad diferenciada. No oponer a ese empeño una estrategia propia, equivale a entrar en su juego; y la preeminencia de las opciones partidarias sobre el objetivo de la independencia de la nación es una muestra palpable de ello.

La Unión Europea –Unión de estados, no lo olvidemos-, no va a solucionar ningún problema que nosotros no seamos capaces de plantear y resolver por la única vía como se resuelven los conflictos sociales y políticos: estableciendo la confrontación a nivel estratégico, en el plano de la relación de fuerzas sociales. Muchos pretenden hacerla equivaler a los resultados electorales y esto no es exacto. Los resultados electorales pueden ofrecer tendencias, pero no expresan fielmente la realidad profunda y de largo alcance de la confrontación social, ya que están muy mediados por los aparatos de propaganda de los estados, y alienados por los mecanismos de asimilación del sistema jurídico-político. Son un reflejo pálido y puntual en el tiempo y en el espacio.

Noain siempre ha sido un referente en la reivindicación de que la sociedad vasca nunca ha aceptado por su propia voluntad los procesos de conquista que la han ocupado y troceado a lo largo de siglos. Noain ha sido y sigue siendo un foco de la resistencia del pueblo vasco frente al asimilacionismo hispano-francés. Noain debe ser también una expresión del inicio de la estrategia necesaria, la vía vasca, para avanzar realmente hacia el logro de nuestro único objetivo democrático: la independencia del Estado de Navarra.

01 junio 2014

OSASUNA

Osasuna. La salud. ¡A la suya señores! Osasuna es también el nombre del principal equipo de fútbol de Pamplona. Parece que en los últimos tiempos ambas acepciones del término, como sustantivo y como nombre propio de un club, andan por caminos revueltos.

La salud, el sistema sanitario, sea Osasunbidea u Osakidetza, está sufriendo profundos recortes que repercuten inexorablemente sobre la calidad del servicio que recibe el “paciente”; ¡uy!, ¡perdón! el “cliente”, que es la forma políticamente correcta de denominarlo en la actualidad.

Los recortes han producido estragos en muchos de los servicios que se creían garantizados por el “estado del bienestar”. Y, de modo alarmante, se han cebado en el sistema sanitario. Atención primaria, especialidades, listas de espera crecientes, etc. producen una grave sensación de impotencia y malestar… ¡en el cliente!, que es precisamente aquél de quien decían que siempre tenía razón. Parece que la tenía de bastante más calidad cuando era simplemente… paciente.

No obstante esta deriva sobre el deterioro del sistema sanitario, quisiera hacer una reflexión sobre el contenido del nombre propio. Se ha dicho muchas veces que el Club Atlético Osasuna es el único equipo de Vasconia que participa normalmente en la primera división de la liga española, hasta este año en que ha descendido a segunda, que llevaba un nombre en euskera. En efecto, ni el Athletic, ni la Real (¡vaya título democrático!), ni el Deportivo Alavés tienen nombre vasco.

Parece que los recortes asociados a la crisis, unidos a una gestión pésima, de la que no me encuentro capaz de hablar dada mi nula afición a ese espectáculo de masas que se conoce como fútbol profesional, han provocado su descenso de categoría.

Aprovechando eso de que “a perro flaco todo son pulgas” ahora resulta que Osasuna se ha convertido en el receptáculo de todas las obleas por parte de los sectores que, con pleno autoodio, aborrecen de lo propio. Ya se han escuchado voces que dicen que Osasuna no es lo más importante para Navarra (cosa, por otra parte, cierta), que el equipo de fútbol de una ciudad lleva “normalmente” su nombre (como ejemplos: Sevilla, Salamanca etc.) y otras muestras de menosprecio hacia… ¡Osasuna! Es decir que, por un lado, Osasuna es prescindible y que, por otra, lo obligado es que haya un equipo de fútbol en la Liga española que lleve el nombre de su ciudad, obviamente Pamplona.

Cuando hablamos de fútbol, aquí y ahora, estamos visualizando un mapa, nos estamos sintiendo “acogidos” por lo que ese mapa contiene de nacionalismo, dicen que banal, pero que de banal tiene muy poco. El espectáculo fútbol, “la liga”, es uno de los medios de nacionalización más potente de que disponen quienes controlan el poder en el marco del Estado español.

Incluso esa pequeña motita de polvo que puede empañar su “una, grande y libre” o su “Navarra foral y española”; ese mínimo desajuste que constituye el hecho de que haya tres equipos de fútbol vascos sin nombre vasco y que el único que lo lleva sea el de un territorio que ellos afirman que no lo es, les produce tal desasosiego, lo consideran tan importante desde el imaginario simbólico, tanto español como navarro, que tiene todos los visos de que creen llegada la hora de prescindir del mismo.

Si me pusiera serio diría que, si lo llegan a perpetrar, sería un atentado más (¡y van…!) contra el acervo pamplonés y de todos de los navarros, porque Osasuna es signo de salud, lingüística claro, pero sobre todo de memoria y patrimonio.