07 febrero 2012

VERANO DE 1512


Cuando el 19 de julio (¿a qué me recuerda esta fecha?) de 1512 las tropas españolas procedentes de Vitoria entraron en el territorio de lo que todavía era reino independiente de Navarra es posible que produjeran pasmo y, seguro, temor en los pobladores de la Burunda y la Barranca. El paso fue muy rápido ya que el día 22 ya pernoctaron en Huarte-Arakil y, a pesar de la resistencia de seiscientos roncaleses en Oskia, llegaron a Pamplona el día 23, pernoctaron en Arazuri y el 23 en la Taconera de Iruñea. El 25 se rendía la capital del reino ante la abrumadora superioridad de las tropas conquistadoras frente a su población, en una relación de cuatro a uno. 5.000 habitantes frente a un ejército de unos 20.000 efectivos humanos, un armamento moderno y una técnica militar de última generación. Sobre los efectivos del ejército invasor cito textualmente lo que sobre el asunto aparece en Wikipedia:

El ejército castellano se fue concentrando en Vitoria. Estaba a las órdenes de Fadrique Álvarez de Toledo, segundo duque de Alba, y entre sus mandos figuraban experimentados militares, como los coroneles Rengifo y Villalba. Constaba de 2.500 jinetes, 12.000 infantes, 1.500 lanzas y 20 piezas de artillería con sus sirvientes; a los que había que añadir 400 hombres al mando de Antonio de Acuña, obispo de Zamora. Entre estas tropas estaban 750 infantes de los temidos tercios de Bugía precedentes del norte de África, traídos a bordo de galeras hasta Bilbao.

Con seguridad los pobladores de Sakana no fueron conscientes en aquel momento de la trascendencia histórica de los hechos que fueron los primeros testigos en la Navarra libre. Al ser tan rápido el acontecimiento, es posible que tampoco sufrieran demasiado lo que supone para una población muy reducida el paso por su territorio de 20.000 hombres armados con toda la parafernalia militar correspondiente.

Ahora que estamos en las puertas del 500 aniversario de estos hechos tenemos una amplia perspectiva histórica de sus secuelas. Pueden parecer lejanos en el tiempo. Habrá quien diga que quinientos años son muchos años, pero las consecuencias se manifestaron muy pronto y, sobre todo, han sido permanentes hasta el momento presente.

Los vascos en su desarrollo histórico tuvieron la capacidad de crear, como otros pueblos de Europa y frente a sus dos potentes vecinos, un Estado propio. Soberano. Independiente. El reino de Navarra expresaba en su constitución política la cultura social del pueblo de los Pirineos. Una cultura de solidaridad (auzolan), con un importante igualitarismo social y de una clara insumisión frente a poderes arbitrarios extraños. El Fuero General y el movimiento de los Infanzones (de Obanos, por ejemplo) de los siglos XIII y XIV son sus primeras expresiones.

La pervivencia el euskera como idioma propio se asienta sobre la independencia política del reino navarro. Tanto en La Rioja como en Huesca se encuentran, en la Baja Edad Media, textos legales reprimiendo el uso público del euskera. Eso nunca sucedió en los territorios de la Navarra soberana.

La estructura política del Estado independiente reafirmó todo ello, nacionalizó, como afirma Lacarra, la propia sociedad navarra. Tras la conquista en 1200 de la parte occidental del reino los territorios ocupados por Castilla siguieron siendo vascos (étnica y lingüísticamente) pero dejaron de ser políticamente navarros. De esa fecha procede la triste división, hoy tan explotada por el nacionalismo español, entre “vascos” y “navarros”.

A partir de esa fecha las cosas cambiaron mucho en la Alta Navarra. A nivel político la subordinación a los ocupantes era un clamor cotidiano, pero en el aspecto lingüístico también hubo novedades tristes. Mientras al norte del Pirineo, hasta 1620, se mantuvo el reino independiente se produjo, merced a la Intervención de la reina Juana III de Albret, el acceso del euskera a lengua de cultura. Etxepare y Lizarraga, con la traducción del Nuevo Testamento por el segundo, fueron sus más destacados artífices. Por el contrario, en esa época en Alta Navarra, ocupada por España, se prohibía la impresión de libros en “lingua navarrorum”.

1512 supuso un hito de primera magnitud en un proceso cuyas consecuencias sufrimos en estos complicados y críticos comienzos del siglo XXI. El llamado “conflicto vasco” no tiene su origen en el franquismo. Tampoco en las guerras carlistas del siglo XIX. Sus verdaderos orígenes se remontan en el tiempo a la conquista de un Estado vasco independiente, Navarra, de su ocupación y sometimiento, según el título del  libro de Pedro Esarte, y de lo que supone a todos los niveles la pérdida de la soberanía política.

La superación democrática del conflicto y la presencia del pueblo vasco como sujeto en el mundo exige que nos planteemos con seriedad la (re)constitución del Estado que fuimos capaces de construir y que nos fue injustamente arrebatado.



2 comentarios:

txabi dijo...

Este articulo breve, sencillo y claro me parece estupendo para informar a muchisima gente nabarra y no nabarra, sobre lo que acontecio en la parte occidental del istmo pirenaico por aquellas fechas. Pienso que ayudara a entender las presentes confusiones sobre el conflicto politico baskon, la inexplicable dicotomia entre lo baskon y lo nabarro tan extendido en todo el mundo.

En mi opinion, haria falta traducir este articulo al idioma ingles, para lo cual solicito permiso, con el fin de que mucha gente de la diaspora pirenaica tenga un concepto mas apegado y objetivo a la realidad.

Garate dijo...

Por mi parte encantado de que se traduzca al inglés y a cualquier otro idioma que difunda por el mundo la realidad navarra.

Bidaliko didazu itzulpena, mesedez?

Mila esker.