02 octubre 2010

UN AÑO DESPUES EN MIRAMAR

Justo un año después de la mesa redonda celebrada en el Palacio de Miramar de Donostia con el título Zer ari da gertatzen Catalunyan?, en la que participaron Salvador Cardús, Toni Strubell, Francesc Homs y Jaume Renyer, Salvador Cardús ha vuelto a Miramar para ofrecer su visión de la realidad política de Cataluña en el momento presente. El mes de marzo nos acompañó también en el Koldo Mitxelena de Donostia y en el Palacio del Condestable de Iruñea de la mano de Nabarralde. En esta última ocasión lo hacía en calidad de invitado de la Diputación de Gipuzkoa.

La situación política de Cataluña está evolucionando rápidamente en un proceso del que no es fácil vislumbrar la salida. Posiblemente sea Salvador Cardús una de las personas que con más tino pueden analizar la cambiante realidad catalana y plantear hipótesis sobre su horizonte. La intervención del conferenciante se completó con un coloquio con las personas asistentes. En la presente crónica se incluyen las partes del coloquio sin especificarlas como un desarrollo independiente.

Salvador Cardús dividió su exposición en tres apartados: el primero con una exposición de hechos significativos; el segundo, de su análisis y el tercero con el horizonte que, a partir de ambos, se puede prever en un plazo medio.

1º.- Hechos recientes que reflejan la extraordinaria aceleración de las novedades en curso

En primer lugar, Cardús citó el Pregón del poeta Joan Margarit con motivo de las fiestas de la Mercé en Barcelona. Fue, explicó, un discurso abierto al independentismo, que en boca de un escritor no caracterizado por su nacionalismo catalán precisamente y muy próximo a sectores de la cultura española ya que él mismo comenzó y sigue escribiendo en español, sorprendió a todos comenzando por el propio alcalde. Un discurso de esas características podía ser esperable, por ejemplo, de una persona como Jaume Cabré, Premi d’Honor de les Lletres Catalanes de este año, pero no de Joan Margarit.

En segundo, las movilizaciones producidas a lo largo de este año por las consultas sobre la independencia de Cataluña. Consultas celebradas sin ningún soporte oficial ni de los medios de mayor difusión del país. Incluso se podría hablar del boicot previo por su parte, aunque, tras su celebración, se vieron obligados a sumarse al reconocimiento de su éxito.

El tercer aspecto destacado que citó el conferenciante fue el cambio acontecido en los discursos de personalidades relevantes de círculos asociados o, por lo menos próximos, al PSC como Josep Ramoneda y Ferrán Mascarell. Ambos hablan ya, sin eufemismos, de independencia y de Estado propio para Cataluña.

En cuarto y último lugar, destacó la reciente encuesta del “Racómetro”, elaborado por la cadena de radio RAC1 perteneciente al grupo del Conde de Godó, al igual que La Vanguardia, no caracterizado precisamente por ser proclive a la independencia de Cataluña. El resultado da un 49% favorable a la independencia, frente a un 41% contrario. Como dato interesante ofreció que, según la misma encuesta, el 33% de votantes del PSC son favorables a esta opción.

Como complemento de los hechos citados, Cardús pasó a relatar los principales hitos y protagonistas de lo que él denominó como la “batalla” del nuevo Estatut. Hizo hincapié en la paradoja que ha supuesto que un Estatuto, que estaba planteado para garantizar 25 años sin sobresaltos relativos a las competencias de Cataluña y de “normalidad” política, ha provocado el efecto contrario. El ciudadano medio percibe la vía estatutaria como muerta y nadie es capaz de hacer una oferta política concreta a un plazo superior a cuatro años.

Otro apunte que hizo en este apartado fue la referencia a la enorme involución autonómica que se experimenta en España. Como anécdota relató que, en una reunión de universidades del Estado, Gregorio Peces-Barba propuso que se debería incorporar en todas las carreras universitarias una asignatura denominada “Constitución y convivencia”.

2º.- Análisis a partir de los datos

La característica más clara del paisaje que se dibuja en Cataluña es que la política institucional tiene una absoluta falta de credibilidad; no sabe qué decir pero, sobre todo, no sabe qué hacer. Se equivocan quienes afirman, como Montilla, que hay una “desafección” a la política, ya que, por el contrario, las convocatorias a referéndum y manifestaciones como la del 10 de julio pasado demuestran que sí hay un enorme interés por la política, pero que los partidos políticos quedan fuera de juego.

A continuación analizó las propuestas que hacen los diferentes partidos de cara a las elecciones del próximo mes de noviembre. El PSC se presenta como la garantía de la no separación de Cataluña y de la “no fractura” de su sociedad. Con lo que sitúa la independencia en el centro del debate. El PP quiere que no se repita el tripartito y que CiU no pueda imponer condiciones que llevaran a la independencia. Éstos, a su vez, sitúan también la independencia como centro del debate. CiU plantea como objetivo el logro de un Concierto Económico análogo al de los vascos, aunque parecen no ser conscientes de que eso es algo que España no lo puede soportar. Artur Mas se define como independentista pero, al mismo tiempo, afirma que la sociedad catalana “no está madura” para la independencia. ¿No será que quien debe madurar es CiU? Con todo, pueden obtener la mayoría absoluta. ERC no sabe salir de la confusión generada tras la batalla del Estatut que ellos mismos contribuyeron a generar. Plantean la convocatoria de un referéndum por la independencia en los próximos cuatro años, sin percatarse de su inviabilidad legal. ICV presenta como objetivo un Estado catalán dentro de una España federal y plurinacional, cuestión a todas luces inviable por imposible.

Como elementos nuevos en el panorama electoral de Cataluña aparecen las propuestas del independentismo de nuevo cuño que, por otra parte, no resultan muy atractivas. En efecto: se presenta dividido y con una competencia interna destructiva. Constituye una oferta de discurso muy pobre, de hecho Solidaritat no tenía hasta ahora declaración política y la está elaborando actualmente Se percibe como una oferta sin líderes consistentes.

3º.- Horizontes que se pueden percibir para un plazo algo más largo, de unos 5 a 10 años

El primero sería la constitución de una España federal. Desde hace un siglo y medio, cuando se intentó la primera experiencia federal en España, no ha funcionado nunca. Se ha demostrado que hay algo sustantivo en el proyecto nacional español que lo impide de raíz. Es un horizonte imposible.

El segundo sería, en expresión catalana, “anar tirant” que es algo así como “ir o seguir tirando”. Esta cultura de la resignación ante la fatalidad lleva necesariamente a la disolución nacional de Cataluña y, afirma Cardús: “lo que no consiguieron 40 años de dictadura lo lograrán 40 años de democracia española”. Con esta pasividad se ha conseguido, por ejemplo, que en el mundo audiovisual Cataluña esté hoy en peores condiciones que en los años 80 del pasado siglo, con una enorme competencia frente a cadenas privadas que emiten sin ningún requisito lingüístico, cultural ni territorial, con una TV3 surgida en aquella época y apenas renovada.

El tercer horizonte es la independencia. Es la única salida, aunque sólo sea por exclusión del resto. El problema es que no hay programa ni organización ni discurso ni estrategia ni líderes. No obstante, el panorama del independentismo no es tan negro. Así, por ejemplo, está en permanente actividad el Cercle Catalá de Negocis, conformado por empresarios independentistas y que publica periódicamente sus estudios y conclusiones. Entre ellos, cómo la globalización ha conducido a Cataluña a una dependencia mucho menor del mercado español. Hoy en día el 33% de la producción catalana se exporta a Europa, otro 33% va al mercado interno y el resto, a España. También está el colectivo EMMA que, integrado por economistas y expertos voluntarios, responde a cualquier información incorrecta o sesgada sobre Cataluña en la prensa internacional. El independentismo actual está conformado por personas jóvenes, de entre 25 y 40 años y con mayoría de mujeres.

Salvador Cardús percibe la independencia, la constitución de un Estado propio, como la única posibilidad de sobrevivir como sociedades diferenciadas, tanto la catalana como la vasca, en el mundo presente y, sobre todo, en la actual organización política y económica de Europa. Ante este reto, el independentismo debe plantear a qué tipo de estructura estatal aspira para encajar bien en esa Europa. Es imprescindible que ofrezca una estructura ligera, ágil y que genere sinergias. Debe ser un independentismo maduro, educado y estable. Un independentismo que no vaya a la contra, que no sea antiespañol ni busque ajustes de cuentas o practique el resentimiento. Ha de ser un independentismo riguroso en la estrategia y generoso con todos los sectores sociales capaces de conformarlo. Debe ser un independentismo que también hable inglés.