26 diciembre 2008

EL NOMBRE DE NUESTRA SELECCIÓN

Desde que hace ya algún tiempo se desató la polémica sobre el nombre que debería servir para identificar a la selección vasca de fútbol han aparecido en los medios de comunicación gran cantidad de comentarios y artículos en los que la polémica se centraba entre la denominación “Euskadi”, patrocinada desde las instituciones dependientes de Vitoria, y “Euskal Herria” defendida por un importante grupo de profesionales de dicho deporte, al que se adhirieron posteriormente profesionales y aficionados de otros.

Vasconia
Un nombre que parece que no se ha planteado en esta ocasión, pero que ya fue utilizado en otros tiempos, es el de “Vasconia”. Vasconia es una denominación antigua de nuestro país y que comprende, efectivamente, al conjunto de su territorio y habitantes. Su uso, hoy en día, se realiza más desde una perspectiva geográfica, territorial.

Euskadi
Es evidente que la denominación “Euskadi” es, cuando menos, ambigua. A pesar de las voluntariosas declaraciones de muchos de los partidarios de tal nombre en el sentido de que dicho término abarca (diríamos mejor, les gustaría que abarcase) al conjunto de territorios y personas de Vasconia, la realidad es que quienes lo propugnan saben perfectamente que en la organización política actual de los estados español y francés, Euskadi representa exclusivamente las “Provincias Vascongadas” históricas. También es obvio que en lo que hoy se sigue denominando como “Navarra”, dicho término Euskadi no ha sido de aceptación popular desde la época de su invención por Arana Goiri.

Euskal Herria
“Euskal Herria” es otra cuestión. Salvo por los sectores más intransigentes del nacionalismo español, y esto desde épocas muy recientes, esta denominación de contenido claramente lingüístico y cultural ha sido aceptada normalmente para abarcar al conjunto de nuestro pueblo. El hecho que han planteado los mismos sectores abiertamente nacionalistas de que es el término que utiliza el entorno de la denominada “izquierda abertzale” queda desautorizado radicalmente por ser el utilizado de modo general, durante todo el siglo XIX y gran parte del XX, por todos los sectores sociales y políticos, comenzando por el carlismo.

Navarra
Si se trata de utilizar una denominación que trascienda el ámbito lingüístico y cultural, que es lo que parecen pretender los partidarios de “Euskadi”, parece que sería preferible usar el término que ha designado históricamente el máximo logro político de los vascos, el de su Estado propio durante muchos siglos: Navarra. Euskal Herria es la denominación lingüística y cultural de nuestro país y Navarra su expresión política. Los vascos somos Euskal Herria, pero políticamente somos navarros.

Además, somos muchos los vascos que consideramos la necesidad que tenemos, para mantener y desarrollar nuestras señas de identidad y modos de vida en los vertiginosos procesos de globalización en que estamos inmersos, de acceder al estatus de Estado independiente. Un Estado propio, en Europa y en el mundo, en pie de igualdad con los actualmente existentes, como Portugal o Dinamarca, o con los que puedan ser también en los próximos años, como Escocia, Cataluña o Flandes. Y somos muchos también los que queremos que ese Estado recupere la misma denominación histórica de Navarra.

La existencia de una selección deportiva propia es un signo importante de independencia y reconocimiento internacional. Los estados español y francés son ejemplos claros de unitarismo lingüístico, cultural y político. Por eso consideramos que dentro de sus fronteras nuestro futuro está no sólo hipotecado sino seriamente amenazado. Por eso precisamente queremos que cualquier selección deportiva vasca, la de fútbol ahora, sea la “Selección de Navarra”. Como expresión de nuestra próxima independencia.

Firman este texto: Tasio Agerre, Luis Mª Mtz Garate, Angel Rekalde

22 diciembre 2008

LEONARDO Y EL REY DE NAVARRA

Tras la muerte de Leonardo da Vinci, Benvenuto Cellini, famosísimo orfebre florentino, dijo:

No puedo resistirme a repetir las palabras que he oido al rey acerca de él, en presencia del cardenal de Ferrara, el cardenal de Lorena y el rey de Navarra; dijo que no creía que hubiera nacido nunca nadie que supiera tanto como Leonardo, y no sólo en los campos de la pintura, la escultura y la arquitectura, sino que también pensaba que era un gran filósofo.

Este texto, en el que el "rey" es Francisco I de Francia, para el que Cellini trabajo durante veinte años en su corte, y en el que el "rey de Navarra" no es otro que su cuñado, esposo de su hermana Margarita, Enrique II de Navarra "el Sangüesino", aparece citado en la página 174 de una magnífica obra sobre Leonardo da Vinci recientemente publicada en español y escrita por Fritjof Capra.

El libro de Capra es una vindicación del Leonardo en el que los aspectos científico y técnico son parte sustancial del conjunto de su obra. Desde la perspectiva de Capra, Leonardo plantea la ciencia de modo holístico, más cercano en su perspectiva a los actuales planteamientos superadores del mecanicismo y del dualismo imperantes en ese mundo desde la ruptura cartesiana de la realidad entre la "res extensa" y la "res cogitans", entre el cuerpo y el alma en el ámbito humano.

Es evidente que Leonardo no disponía de todo el aparato matemático, el conocimiento científico ni la tecnología necesarios para llegar a lo que hoy en día se consideran como planteamientos comunmente aceptados en la comunidad científica o técnica, pero sus intuiciones y el modo de enfocarlos son de una gran modernidad y, en gran medida, enlazan con muchas de las perspectivas a las que se ha ido llegando progresivamente tras la demostración de las insuficiencias del dualismo y mecanicismos originados, sobre todo, por las aportaciones de Descartes.

Fritjof Capra es autor de una magnífica obra titulada "La trama de la vida" (2006) en la que plantea en toda su complejidad lo que se denomina "ecología profunda" y en la que se supera la visión antropocéntrica de la ecología convencional. En esta última se sigue manteniendo, todavía, la centralidad humana en la biosfera y en el cosmos; mientras que en lo que se denomina como "ecología profunda" la especie humana es un actor más de la "trama de la vida", con su inmensa capacidad destructiva a la vez que con su enorme potencial regenerativo y creador a partir, precisamente, de sus conocimientos científicos y sus prácticas técnicas.

Según Capra, Leonardo tiene siempre presente en sus planteamientos una visión holística de la vida y el cosmos; visión que prefigura, en cierto modo, los planteamientos de la "ecología profunda". Es evidente, para Capra, que Leonardo siempre considera los procesos y la realidad en general de modo interrelacionado e interactuante, en el que la situación global es bastante más que el conjunto de elementos que la componen y a los que se puede acceder por su simple análisis y estudio individual de las partes resultantes del mismo.

La obra tiene dos partes. En la primera se expone su vida y actividades desde un punto de vista histórico, por un lado como artista y como científico y técnico, por otro. En la segunda, Capra analiza los modos de enfocar los problemas científicos y técnicos por parte de Leonardo y los logros que alcanzó en sus investigaciones.

Leonardo, tras una vida itinerante por los diversos centros políticos y culturales de la Italia de su época, desde su Florencia natal hasta Milan y Venecia pasando por Roma, fue "rescatado" de los conflictos bélicos y políticos que asolaban Italia por Francisco I de Valois, rey de Francia. El hermano de nuestra reina Margarita le ofreció en el castillo de Amboise, junto al Loira, un hermoso y apacible lugar donde poder desarrollar sus estudios con tranquilidad. No le obligó a ningún compromiso ni le pidió que realizara "trabajos" específicos para él, únicamente que, de vez en cuando, pudieran conversar juntos como describe Cellini en la escena que da comienzo a este texto. Allí falleció Leonardo en 1519.

Pienso que desde la Navarra del siglo XXI somos poco conscientes de la importancia, sobre todo cultural, de la Navarra que al norte del Pirineo siguió manteniendo su soberanía política tras la conquista y ocupación castellana de la Alta Navarra en 1512-24. Muchas veces se ha citado la obra de Shakespeare, con desarrollo en la corte de Pau, "Love's Labour's Lost" ("Trabajos de amor perdidos") y su famosa frase "Navarre shall be the wonder of the world" ("Navarra será la maravilla del mundo"), pero no se ha reflexionado suficiente sobre su trascendencia. Tal vez la única persona que lo ha hecho con profundidad haya sido Jon Oria en sus diversos libros y artículos sobre este asunto.

Capra, Fritjof
"La ciencia de Leonardo. La naturaleza profunda de la mente del gran genio del renacimiento"
Barcelona 2008
Editorial Anagrama
Colección Argumentos