07 julio 2006

SOBRE LA REALIDAD Y LA POLÍTICA

La polémica sobre el currículo es la “punta del iceberg” de un debate mucho más profundo, ideológico y político. Para comprender la realidad de una sociedad no es suficiente con la descripción de sus aspectos concretos, uno de los cuales sería el educativo y, dentro del mismo, el currículo. El sistema educativo está inmerso activa y pasivamente dentro del contexto social, ideológico y político. Pienso que no se ha escamoteado el currículo, simplemente se ha profundizado en aspectos que lo condicionan de forma muy importante.

Voy a intentar resumir en puntos concretos algunas de las cuestiones de divergencia con Ramón Zallo:

1.- Pienso que Zallo confunde lo que el llama Realidad con mayúscula y la equipara con el conocimiento mediado (aquí sí que hay “mediaciones”) y condicionado por los aparatos de todo tipo (educacionales, mediáticos, coercitivos etc.) de los estados dominantes. A la realidad opino que se debe acceder mediante la investigación en todo el entramado de relaciones sociales y, sobre todo, debe relativizar la “objetividad” de su posicionamiento. La percepción de la realidad, ya desde Marx, responde a los intereses sociales de quien la analiza.

2.- Debo reiterar, en el mismo sentido, que Zallo se mueve en los parámetros de la dominación. Las identidades sobre las que trabaja la “sociología cuantitativa” (evidentemente más allá del bien y del mal) no sólo no son “neutras”, sino que tienen una enorme carga ideológica y política. Con los “datos objetivos” de este tipo de sociología pasa algo muy semejante a lo que sucede con los votos en las sociedades dominadas. Sólo se puede votar lo que los dominantes permiten en su propio sistema y con sus propias reglas de juego. Lo cual no quiere decir que tanto unas como otros no tengan valor para conocer la realidad de una sociedad, pero hay muchos más factores que se deben sopesar y tener en cuenta para acceder a un conocimiento más profundo.

3.- Opino que Zallo juega el papel de “reductor” de las reivindicaciones de nuestra sociedad. Las reduce, de manera semejante a como lo hacen determinados sectores del PNV, a lo que él juzga, otra vez por encima del bien y del mal, como “lo posible”. Y tras despacharlas como “imposibles”, por utópicas, plantea la pregunta retórica de “cómo se crea un Estado ahora ya!”. Para colmo, afirma que “faltan los agentes y los actores”. Es muy revelador de su papel en este juego, en el que sirve de freno y distracción de las muchas capacidades de nuestra sociedad.

4.- En este sentido, me apena profundamente la visión que tiene Ramón Zallo de la sociedad de la CFN. La equiparación que hace entre el número (una valoración puramente cuantitativa) de euskaldunes y de emigrantes sería ofensiva si no fuera ignorante. Parece que Zallo no se ha enterado de la visión política de Navarra como Estado independiente durante muchos siglos, de la memoria histórica que esto representa para la sociedad de la CFN, del valor social y político que supone para su autoestima y de su función movilizadora. Esta perspectiva supera, cuantitativa y cualitativamente, con amplitud el peso numérico de los euskaldunes en la CFN. Tal aspecto es ignorado, cuando no menospreciado, desde la muchos sectores de la CAV y de la propia CFN. Pero no creo que estemos en condiciones de tirarnos los trastos unos y otros en beneficio de quienes nos dominan.

5.- Zallo tergiversa el concepto de estrategia. Estrategia es, de algún modo, una articulación de medios y fines. Una estrategia sin fines claros se pierde en el oportunismo y eso es lo que, según creo, le sucede a Zallo. Y, para mí, es evidente que todos los medios, el corto plazo, la táctica, la gestión del currículo, etc., etc., sólo tienen un sentido político real si se enmarcan en una estrategia propia de recuperación del Estado. Ahí es, en mi opinión, donde Zallo naufraga ya que no sólo no se lo plantea como objetivo estratégico, sino que lo margina. Desde mi propia posición, u otras semejantes, nunca hemos dicho que menospreciemos ni el corto plazo, ni el día a día, pero contemplados siempre dentro de una perspectiva que consideramos estratégica.

6.- Zallo habla de “pasos que puedan ir en la buena dirección”. Pero, ¡señor mío!, si eso es precisamente lo que queremos. Pero para eso es necesario coincidir en definir cual es la “buena dirección”. Y ahí, me temo que haya también alguna divergencia. Para nosotros el objetivo de la consecución del Estado propio es democráticamente irrenunciable. Otra cosa es que en las distintas fases del conflicto se pueda llegar a situaciones “intermedias” como serían fórmulas federales o confederales. Repito, no es nuestro objetivo, pero si llegan, serán bienvenidas. No somos de los que opinan que “cuanto peor, mejor”.

7.- En la interpretación que da Zallo del soberanismo creo que se produce una importante confusión entre la realidad política del Estado español y los deseos que tiene de que fuera de otro modo. El ejemplo de las andanzas de ERC en el tripartito catalán y en su relación con el gobierno del Estado español en la gestación del Estatuto de Catalunya dejan bien claros los márgenes de maniobra. Y no son, precisamente confederales, ni tan siquiera federales. Siguen siendo unitaristas al viejo estilo.

8.- Quiéralo o no Ramón Zallo el choque social ya existe y no es precisamente cediendo posiciones, siendo “buenos”, como se ganan los conflictos que intencionadamente se plantean como juegos “de suma cero”. Pienso que no es así y que España y Francia saldrían ganando en calidad democrática si Vasconia fuese independiente. Pero ellos, sus respectivos nacionalismos, parece que no lo perciben de este modo y fuerzan un juego de suma cero: lo que tú ganas, yo lo pierdo. Será triste, pero es así. Y nuestra capacidad demográfica no nos permite actuar como misioneros para “convertir” a españoles y franceses al nuevo “juego”.

9.- Tengo muy claro quienes son nuestros adversarios y dónde se ubican sus guarniciones; son los defensores a ultranza del unitarismo de los estados bajo los que se encuentra repartida nuestra sociedad. En mi opinión, aquí Zallo se despista un poco. Lo que pretendemos quienes somos miembros de Iturralde y trabajamos a través de Nabarralde, es precisamente que entre todos aquellos grupos, movimientos, asociaciones personas etc. que estén próximos en su visión de Euskal Herria, se organice un debate democrático en el que los asuntos antes expuestos, y otros muchos, salgan a la luz. Nosotros aportamos nuestro punto de vista, y lo debatiremos con quien haga falta.

10.- Pienso que una sociedad adulta y con autoestima se independiza como las personas. Desde Iturralde y a través de Nabarralde trabajamos en que nuestra sociedad, Vasconia entera, adquiera el nivel de autoestima (mediante el reconocimiento de su patrimonio, historia etc.) necesario y suficiente para exigir su emancipación, su independencia. Y pienso que esto sólo puede venir de la mano del Estado propio.

11.- Quiero terminar estas puntualizaciones con el agradecimiento a Ramón Zallo como agente de un debate, desde mi punto de vista, positivo y enriquecedor. Quiero también agradecer a los medios que han servido de vehículo al mismo, bien sean electrónicos, como Izaro News y Nabarralde, bien sea en la prensa escrita, como Berria.

04 julio 2006

SOBERANÍA Y PAZ

Hace ya mucho tiempo y, sobre todo desde el 22 de marzo pasado, en que la “cuestión vasca” ha quedado reducida a un “proceso de paz”. Parece que, tal y como se plantea, el problema central es lo que se conoce como “pacificación”.

La primera, y obvia, reflexión conduce a pensar como aquel que decía “muerto el perro se acabó la rabia”. Los “violentos” han decidido cesar en su actividad y buscan un “aterrizaje”, un acomodo, en una sociedad perfectamente “normalizada” y “democrática”.

Es evidente que, implícitamente, quienes así piensan nunca han considerado en profundidad las claves violentas que se ocultan (mejor, que se pretenden ocultar) tras el contencioso vasco. A lo sumo reducen la violencia producida por el Estado español en las últimas décadas a la incesante tortura o a episodios de chapuza cuartelera como el de los GAL.

No es nuestra intención restar un ápice a la importancia de todos ellos, pero sí la de profundizar un poco más en las raíces del problema. Es necesario devanar la madeja hacia atrás, para llegar a una comprensión de la realidad actual. La violencia sobre nuestro país es un hecho estructural que perdura desde muchos siglos antes. Puede haber quien diga que la historia no vale para nada y que remontarse siglos atrás a nada conduce. El problema está en que esas personas deberían establecer un criterio para indicar donde se produce el corte a partir del cual, y hacia atrás, ya no es necesario mirar.

Suponemos que muchos de quienes opinan así pensarán que es bueno conocer las barbaridades del régimen del General Franco que alumbró el actual tras una indolora (para sus representantes) “transición”. Claro está que sin profundizar en la Guerra de 1936-39, o en la Mundial de 1939-45, mal podríamos entender el régimen de Franco. La Guerra tampoco tendría sentido sin la 2ª república española. Y es evidente que la Dictadura del general Primo de Rivera desvelará claves importantes de la misma. En este sentido, todos los conflictos del siglo XIX, comenzando para nosotros por las Guerras Carlistas, y siguiendo por las desamortizaciones, el sistema de propiedad de la tierra, la organización de un ejército humillado en los procesos de independencia de América, nos proporcionan muchas explicaciones necesarias para entender el siglo XX en el Estado español.

También es evidente que sin estudiar el “descubrimiento”, conquista y explotación de América, sin profundizar en el absolutismo monárquico, sin analizar los decretos de “Nueva Planta” relativos a los Países Catalanes a comienzos del siglo XVIII, nos encontraríamos cojos para explicar el siglo XIX de dicho Estado.

El régimen político de Castilla (hegemónico en la Monarquía española y soporte del futuro nacionalismo español) no se puede comprender sin estudiar los conflictos medievales entre los reinos de la Península Ibérica, comenzando por la famosa “reconquista”.

Lo mismo podremos decir de los diversos conflictos ocurridos en Vasconia durante los siglos XVIII y XIX, que no se pueden analizar al margen del origen de su Sistema Foral. Y este sistema procede directamente del régimen político de la Monarquía navarra, conquistado y minorado por Castilla. A su vez, el sistema jurídico-político de Vasconia hunde sus raíces en el derecho consuetudinario de los pueblos pirenaicos ...

¿Quién es capaz de marcar el punto de corte? ¿Lo puede hacer sin que manifieste claramente y a flor de piel los intereses políticos que en el momento actual le llevan a tomar esa opción?

La raíz de nuestro conflicto se hunde en los procesos de agresión y ocupación llevados a cabo en etapas de larga duración por los estados español y francés. Estos procesos si no hubieran producido reivindicaciones, conflictos y guerras, podrían ser “agua pasada” y, a lo sumo, curiosidades para la investigación histórica. Pero no es el caso. Por eso cuando anteriormente planteábamos la pregunta retórica de dónde cortar el hilo de la historia, respondíamos que cada cual lo corta de acuerdo con sus intereses políticos actuales. Y esto es muy significativo.

En ese sentido es imprescindible que para resolver realmente el contencioso vasco se profundice en sus causas. De otra forma se logrará un espectro, un simulacro de paz, pero no una Paz con mayúsculas.

Otro aspecto importante es la perspectiva de Theodor W. Adorno, que basaba su ética en la memoria, necesaria para hacer justicia con aquellos que ya no tienen voz y poder construir un futuro más justo.

En este sentido debemos considerar nuestro papel en el mundo actual. Nuestra sociedad se encuentra desestructurada e incapaz de hacer frente con éxito a los retos que se le plantean. Por no tener no tiene garantizada la pervivencia normal de su lengua privativa, el euskera. Ante la mayor parte de los conflictos internacionales se ve representada (más preciso sería decir sustituida) por los intereses de los estados entre los que se encuentra dividida, que se han manifestado pertinazmente opuestos a los nuestros.

El origen radical (de raíz, repetimos) de esta situación no se puede descubrir sin una profundización en el proceso histórico y pensamos que la solución democrática que lleve a una Paz (con mayúsculas) tiene que venir de la mano de la soberanía para una sociedad consciente de sí misma y de su puesto en el mundo actual, con sus intereses y solidaridades, con sus aportaciones y préstamos al acervo universal. Esta sociedad ha mantenido, con mayor o menor éxito político, una permanente reclamación ante su sometimiento. No hay saltos en el vacío y los anteriores conflictos trajeron los actuales.

Por eso nos sorprende tanto que hoy en día esos agentes sociales que se llaman partidos políticos sólo hablen de “pacificación” y no de “soberanía” como un elemento democrático estructuralmente básico e imprescindible para lograrla de manera permanente y estable. Una de las pocas voces que lo han defendido claramente procede del dirigente sindical José Elorrieta.

Es hora ya de que nuestra potente sociedad civil se movilice con este objetivo y desenmascare la timidez, falsa prudencia, miedo, ¿o algo peor?, que se trasluce de los planteamientos y actitudes de quienes, según el manual, deberían ser la vanguardia en defensa de los intereses de una sociedad: los partidos políticos.

Y para terminar, pensamos que la libre disposición, autodeterminación, soberanía o como se le quiera llamar, tiene una concreción muy clara: nuestra constitución en un Estado, Navarra, en pie de igualdad con el resto de los estados europeos, desde el último llegado, Montenegro, hasta el primero, Alemania.

Firman este texto:

Luis María Martínez Gárate
Tasio Agerre Herrero
Marisol Ronkal Azanza
Mikel Sorauren de Gracia
José Miguel Martínez Urmeneta
Humberto Astibia Aierra

Miembros de ITURRALDE

01 julio 2006

IDEOLOGIA ETA POLITIKA HEZKUNTZA SISTEMETAN

XIX. mendearen amaieran Jules Ferryk, Frantziako Estatuan, eskola bateratu baten beharra planteatu zuenetik, hezkuntza sistemaren oinarri izango zenarena, ez dago inolako errugaberik arlo horretan. «Abertzale jatorrak» sortzea zen hezkuntzaren helburua, eta hizkuntzaren, kulturaren eta «betiko» Frantziaren balioen irakaskuntzan zetzan curriculuma; gainera, Renanen tesiekin egiten zuen bat eta, horien arabera, Frantziako «nazioaren» izenean, ahaztu egin behar zen batasunera heltzeko erabilitako indarkeria.
Nazioa eta estatua bi gizarte errealitate dira. Herria, gizartea, nazio bihur daiteke. Eta horrek gainerako herrialdeekiko harremanetan arrakasta badu, estatu bihurtzera hel daiteke. Helburu hori lortuta, estatuak finkatzen ditu oinarri izan duen nazioaren ezaugarriak. Frantziari dagokionez, batez ere; izan ere, horren monarkiaren jatorri absolutistak izaera unitarista eta totalitarioa eman zion iraultzaren ondorioz sortutako estatuari, oraindik orain ere baduena. Espainiari dagokionez, berriz, maisua imitatzen saiatzen den ikaslea da hori, horren bikaintasuna lortzen ez badu ere.
Garai jakin bateko gatazka politikoen eta koiuntura jakin batean horien inguruan hartutako erabakien ondorio da ikastetxe «ofizialetako» hezkuntza. Ez da sekula horietatik kanpo egon, eta are gutxiago horien gainetik. Gure nahiak edo interesak gizarte errealitatearekin ez nahasten saiatu behar dugu, setatia baita hori Marx zaharrak zioenez.
Arazo larria da indarkeriaren «legezko» monopolioa duenaren -estatua- planteamenduak «ez politikotzat» hartzea beti, eta gizarte zibilarenak, berriz, «ideologiko» edo «politikotzat», eta horiei karga peioratibo handia ematea.
Gure gizartea «askotarikoa» dela pentsatzea da estatu propioa dutenen eta ez dutenen arteko planteamendu distantziakide horien akatsa, nahiz eta azken horiek ere Estatua nahi eta horren beharra ikusi. Nafarroako (Euskal Herriko) gizartea ez da askotarikoa, Suitzakoaren neurrian. Suitzako gizartea gizarte normalizatua da. Estatu konfederala du, eta kantonamendutan banatuta dago; horiek, gainera, askatasun handia dute arlo askotan. Baina gizarte demokratikoa da batez ere, estatuaren kanpo erakundeen mende ez dagoena. Gurea, berriz, gizarte desegituratua da; konkista, okupazio eta murrizte prozesuek «askotariko» itxura eman badiote ere, pluraltasun hori ez dago subiranotasunaren mende, kanpoko interes arrotzena baizik; gehienetan, gainera, horren egituratzearen beraren kontra daudenena.
Nafarrok badakigu Fernando Buesak zer-nolako «erabakia» hartu zuen Hezkuntza sailburu zenean. Eta hortxe datza arazoa (edo arazoak), hain zuzen. Espainiako eta Frantziako estatuetan oso erantzun zakarra eragiten du hizkuntz edo kultur pluraltasunaren inguruko edozerk eta, ondorioz, gai dira berriz ere konkistarako deia egiteko. Hori helburu politiko ez badut ere, estatu konfederal edo federala edukiz gero, benetan demokratikoa, inolako oldarkortasunik gabe jorra genitzake arazo horiek, eta bidezko akordioetara ere hel gintezke. Espainiako Estatuari dagokionez ERCk Katalunian egin duen apustuak alde eztabaidaezinik izan badu, aukera hori bideraezintzat ematea izan da hori, orain arte, bederen.
Ikastolak erabat desager zitezen nahi zuen Fernando Buesak. Horren alde borrokatu zen, eta emaitzak onak ere lortu zituen hein batean. Espainiakoa bezalako erregimen politiko batean, baina, jarrera nazionala erabat uztea da hori Nafarroaren ikuspegitik, hori suntsitzea helburu eta harrotasun dutenen onerako.
Nafarrok badakigu zuk esandako guztia, Zallo jauna; izan ere, sinatzaile honen iritziz, Baskoniako herritar guztiak gara nafarrak, zentzu politikoan. Uste dut, gainera, Euskal Herriko herritarrak sailkatzeko erabili dituzun irizpideak menderatzaileen parametroetan daudela: euskaldun «nazionalistak» eta «ez nazionalistak», «euskaldunak» eta «nafarrak», «euskaldunak» eta «espainolak», «nafarrak» eta «euskaldunak», «nafarrak» eta «frantsesak» eta abar, ad nauseam.
Badakigu guztiok estatua ez dela munduko subjektu politiko agente bakarra, baina badakigu, era berean, estatu propiorik gabe ez garela ia ezer. Zergatik onartzen dute EBn maltera edo esloveniera eta ez katalana, askoz ere lagun gehiagok dakitena? Gure arrantzaleek zergatik ez dute ahots propiorik; zergatik mintzatu behar dira Espainiako eta Frantziako ordezkarien bidez? Ez al da bidezkoagoa pentsatzea Bizkaiko Golkoak -batasun ekologiko, geologiko eta soziala- ahaleginak bateratu beharko lituzkeela arrantza eta bestelako «baliabideak» (antropozentrikoa bada ere, egungo errealitatea ongi islatzen duen hitza erabiliz) hobeto ustiatzeko, Espainiaren eta Frantziaren interesak alde batera utzita?
Konplexurik gabeko nazio bati buruz ari gara, Zallo jauna. Oso erraza da nazio horri «etnizista» edo «komunitarista» kontzeptu peioratiboak aplikatzea, hitz horiek mintzagai dugun nazioa bahituta daukatenentzat egokiagoak ez ote diren galdetu gabe. Beste Nafarroako Estatu bat, Baskoniako herritar guztien estatua, sortzea da nire helburua, bai eta Iturralden lanean ari diren beste lagun askorena ere; izan ere, herritar horiek ez dute sekula beren ondare edota historia arbuiatu; ez dute sekula onartu ez okupazioa, ez eta Frantziak eta Espainiak ondoren egindako ordezkatzeak ere.
Konkista eta okupazioan dago gaur egungo gatazken jatorria egiazkoa eta sakona, eta gatazken erroa zein den ezagutu gabe ezin dira horiek konpondu. Hori ezagutzeak gure gizarteari kontzientzia nahikoa eman diezaion nahi dut, lehen adierazitako helburuak lortzeko beharra azter dezan beharrezko autoestimuarekin. Eta XXI. mendeko gizarteak, herritar askeek osatutakoak, aurrekari propio gisa onartuko ditu foru sistema eta Arana Goiriren planteamenduak, baina ez da horietara mugatuko.
Euskal nazio berrian, Nafarroako estatuan eta munduko beste edozein estatu demokratikotan, konstituzioan errespetatu beharko dira nortasun linguistiko eta kultural guztiak. Baina nortasun ezaugarri guztiak errespetatu behar dira lehenik eta behin; euskara edo gure herriak antolatzeko erabili izan dituen moduak besteak beste. Konkista garaitik, zapaldu eta suntsitu egin dituzte horiek estatuek, eta berdin jarraitzen dute egun ere.